|
LOS
OTROS ALMAGUERES POR EL MUNDO
|
Antigua
iglesia de Corral de Almaguer de Yanque (Perú) |
Como pudimos comprobar en un artículo
anterior sobre presencia corraleña en la conquista de la Florida,
no fueron pocos los vecinos de nuestra localidad que decidieron
desafiar al destino y buscar la aventura en lejanos países e
inexploradas tierras, con la esperanza de encontrar en ellas las
soñadas riquezas que describían los navegantes, hallar uno de
esos lugares de ensueño en los que el paraíso se confunde con la
tierra, o simplemente vivir experiencias que les hicieran sentir
vivos y conocer, aunque solo fuera por un momento, la tan anhelada
sensación de felicidad que justifica toda una existencia.
Y aunque efectivamente podemos constatar que hubo corraleños en
casi todos los lugares del mundo conocido, debemos reconocer que
la mayoría lo hicieron por obligación y no por gusto. Es decir:
que si vivieron peligrosas aventuras y retaron en numerosas
ocasiones a la propia muerte, casi nunca lo hicieron por elección
propia, sino más bien por disciplina militar, vocación religiosa
o mandato real, siguiendo las pautas que les dictaban desde la península
sus respectivos generales, superiores religiosos e intendentes
gubernamentales.
|
Iglesia
Parroquial de Bambang, Nueva Vizcaya (Filipinas) |
Esa dispersión mundial de nuestros
paisanos a lo largo de la historia (algo que se ha repetido
desgraciadamente en nuestros días por culpa de la crisis)
conllevaba a su vez una adaptación –en ocasiones dolorosa- a
otras formas de vida y costumbres, con la consiguiente añoranza
del terruño. Nostalgia del pueblo y sus gentes, de sus costumbres
y tradiciones, que colmaba de melancolía las vidas de nuestros
paisanos y los llevaba a intentar reproducir los mismos hábitos
de vida y usanzas locales en
aquellas lejanas tierras. Esta fue la causa de que, si su rango,
oficio o jerarquía lo permitían, acabaran denominando a las
nuevas poblaciones que conquistaban, creaban, o convertían a la
religión, con el mismo nombre de su localidad natal.
San
Luis de Almaguer en el valle del Cauca, provincia de Popayán
(Colombia)
|
El
pueblo de San Luis de Almaguer en las estribaciones del
macizo de los Andes |
Del pueblo de San Luis de Almaguer en
Colombia poco vamos a añadir, pues ya hemos oído hablar de él
en numerosas ocasiones y se han publicado trabajos y artículos en
diferentes libros y revistas locales, amén de la cuantiosa
información existente en la red. Declarado Patrimonio cultural e
histórico de Colombia en 1986, fue fundado por Vasco Núñez de
Guzmán y Alonso de Fuenmayor el 19 de agosto de 1551, en honor a
nuestro paisano Francisco Briceño, por aquel entonces Gobernador
de Popayán y después Presidente de la Real Audiencia de Santafé
de Bogotá en el Nuevo Reino de Granada (actual Colombia). Por
cierto que la casa familiar de los Briceños sigue aún en pie en
nuestra localidad (casa del torreón de la calle Chacón) y debe
ser protegida para la posteridad.
|
Autobús
de línea entre Popayán y los pueblos del Cauca |
Almaguer: pueblo hermano que llegó a
obtener el título de Muy Noble y muy Leal Ciudad en tiempos de
Felipe II y que sufrió dos terribles terremotos en 1740 y 1765
que la destruyeron casi por completo y socavaron su esplendor
al obstruir las ricas minas de oro que escondían sus montañas.
Localidad homónima a la nuestra, que se vio azotada en estas últimas
décadas por la violencia de la guerrilla de las FARC y con la que
arrastramos una deuda peremne de hermanamiento y amistad. (A día
de hoy, Corral de Almaguer es el único pueblo de la zona que no
está hermanado con ninguno de sus pueblos hermanos del otro lado
del atlántico).
|
Plaza
Mayor de San Luis de Almaguer (Colombia) |
Sin embargo y para sorpresa de los
amantes de la historia de nuestra población, las últimas
investigaciones nos han hecho descubrir otros dos lugares en el
mundo, uno en Perú y otro en Filipinas, que llevan o llevaron
durante algún tiempo, el nombre de Almaguer o Corral de Almaguer.
Corral de Almaguer de Yanque, en el valle del Colca (Perú)
|
Danza
del wititi en la plaza mayor de Yanque (Perú) |
Una vez acabada la conquista del Perú
por Francisco Pizarro (1536), éste procedió al reparto de las
tierras e indios entre sus lugartenientes y encomenderos. En el
caso del profundo valle del Colca -habitado por los indios
Collaguas y Cabanas- Pizarro estableció tres repartimientos: Lari-Collaguas,
asignado a Santos Retamoso, Cabanaconde, asignado a Alonso Rodríguez
y el principal y más rico Yanque-Collaguas, asignado a su propio
hermano Gonzalo Pizarro. Tras la muerte de este último en 1548,
el repartimiento pasó al capitán Francisco Noguerol de Ulloa y
después de su muerte a la propia Corona, por orden del Virrey del
Perú Andrés Hurtado de Mendoza –Marques de Cañete- que
instauró en él la capital de la comarca y la residencia del
corregidor. Debemos añadir en este momento un dato que resultará
esclarecedor más adelante: entre el numeroso séquito del Virrey,
se encontraba nuestro paisano Juan Collado de Fuenleal, hijo de
Hernando Collado e Isabel Ramírez de Arellano de Villanueva de
Alcardete y por lo tanto biznieto del comendador Collado.
|
Interior
de la iglesia parroquial de Yanque |
Siguiendo con la narración, los
franciscanos habían iniciado también el proceso evangelizador
entre los indios de la comarca, sin encontrar excesivo rechazo
gracias a la austeridad y pobreza que estos frailes demostraban en
sus vidas. Como resultado, a partir de 1560 se construyó la
primera iglesia de Yanque-Collaguas, denominándola de la
Inmaculada Concepción. Templo que quedaría totalmente devastado
cien años más tarde como consecuencia de un terremoto y que sería
reconstruido a finales del siglo XVII con el estilo barroco
mestizo de la época. La iglesia de Yanque presenta hoy en día la
portada más artística de todo el valle.
|
Indias
Collaguas con el traje típico del Valle del Colca |
En lo que respecta a los indios
naturales de la zona, comentaremos que obedecían a dos etnias
distintas: los Collaguas,
criadores de llamas y alpacas que habitaban en la zona alta del
valle, hablaban Aymara y deformaban los cráneos de los bebés
para darles forma alargada y estrecha, y los
Cabanas, sembradores de maíz que vivían en la zona baja del
valle, se comunicaban en Quechua y también deformaban los cráneos,
si bien de atrás hacia adelante. Ambas etnias vivían en
colectividades familiares repartidas por los montes, denominadas Ayllus,
compartiendo entre todos la producción de la comunidad. Eran
dirigidos por un jefe o Kuraka
y pagaban impuestos a los Incas, de ahí que lo de pagar tributos
a los españoles no les resultara demasiado extraño.
Con la llegada del Virrey Francisco
de Toledo al Perú en tiempos de Felipe II, se procedió por fin a
un proyecto que llevaba aparcado desde la época del Emperador
Carlos I. Se trataba de reorganizar el inmenso virreinato, para
dotarlo de estructuras sociales, administrativas y burocráticas,
que permitieran su control y correcta gobernación.
|
Aspecto
de la Reducción de Yanque |
La medida más famosa, a la vez que
la más polémica, fue la concentración de indios en reducciones
o poblados creados al efecto, para facilitar así su
empadronamiento, su evangelización y, sobre todo, su tributación.
Estos nuevos pueblos, estructurados al estilo hispano, constaban
de una gran plaza cuadrada central, en la que se encontraba la
iglesia, los edificios gubernamentales y las casas de los jefes
indios de la comunidad o “caciques”,
de la que partían calles perpendiculares, atravesadas a su vez
por otras paralelas, formando cuadrículas y delimitando las
diferentes casas de los indios.
Aunque la intención del
incorruptible don Francisco de Toledo era buena y pretendía que
los indios vivieran con las comodidades españolas, o como se decía
en aquellos tiempos “como Dios Manda”, no contó don Francisco
con que la concentración de indios facilitaría la propagación
de epidemias desconocidas por los naturales de aquellas tierras,
como la viruela y el sarampión, que se llevaron a buena parte de
la población al otro mundo.
|
El
Valle del Colca desde el cañón del Colca |
Y ahora viene lo que nos afecta a
nosotros y por lo que se escribe el presente artículo. Entre los
nombres que recibieron algunos de los 24 pueblos o reducciones
fundados durante el virreinato de don Francisco de Toledo en la
provincia de los Collaguas y que son la base de los distritos
actuales, destacan: Corral
de Almaguer de Yanque y Villanueva de Alcardete de Coymo. El
primero perdería con el tiempo el nombre europeo de Corral de
Almaguer para quedarse sólo con el puramente indio de Yanque y se
convertiría en la capital de la comarca, mientras el segundo
desaparecería totalmente con el paso de los años, conservándose
apenas unos restos entre las localidades de Chivay y Tuti.
Ni que decir tiene que los nombres de
Corral de Almaguer de Yanque y Villanueva de Alcardete de Coymo no
son frutos del azar ni de la casualidad, sino de alguna persona
con intereses en los dos pueblos, que quería dejar constancia de
su añoranza al otro lado del atlántico. Y esa persona no fue
otra –como ya aventuramos anteriormente- que don Juan Collado de
Fuenleal, hijo de Hernán Collado de Alarcón, de Corral de
Almaguer, e Isabel Ramírez de Arellano o de Fuenleal de
Villanueva de Alcardete.
|
Cañón
del Colca, (4.160 mts. de profundidad) paraíso del Cóndor |
Juan Collado de Fuenleal, cuñado
también de los Almagueres, pues su hermana Jerónima estaba
desposada con don Francisco de Almaguer y Loaysa, se había casado
de manera clandestina con su prima hermana María Ramírez de
Alarcón, lo que había supuesto un gran escándalo en la población
y no precisamente por la consanguinidad de los esposos, sino
porque los dos padres, hermanos entre sí y ahora consuegros, se
encontraban enfrentados a muerte por la herencia del comendador.
Curiosamente y gracias a la boda clandestina, la herencia volvió
a unirse en este matrimonio, aunque el rencor de los hermanos
perduró para siempre. (Véase el libro “Grandezas y Bajezas de
la Aristocracia Corraleña del siglo XVI)
|
Iglesia
de la Inmaculada Concepción de Yanque (Perú) |
Ajeno a los presentes
descubrimientos, en el 2006 tuve la suerte de recorrer el Perú,
visitando entre otros muchos lugares el pueblo de Yanque, en el
Valle y Cañón del Colca, donde pude contemplar los famosos cóndores
de los Andes. No podía imaginar ni por un momento que aquel
pueblo remoto que me recibía con una colorida y famosa danza
folklórica junto a la iglesia (el wititi), hubiera tenido alguna
vez relación con Corral de Almaguer.
Almaguer
Norte y Almaguer Sur, aldeas de Bambang, (provincia de Nueva
Vizcaya) en el Valle del Cagayán, Isla de Luzón (Filipinas)
|
Vista
aérea del municipio Bambang (Nueva Vizcaya) |
Se trata de dos de los 24 barrios o
aldeas (denominados “barangays”
en lengua filipina) que integran el municipio de Bambang,
situado a su vez en la provincia de Nueva Vizcaya y perteneciente
a la mayor y más importante isla de Filipinas: La Isla de Luzón.
Descubiertas por Fernando de
Magallanes en el año 1521, las Islas del Poniente, que así se
llamaban en un principio, no serían conquistadas hasta le
expedición de Miguel López de Legazpi en el año 1565. Legazpi
fundó en 1571 la ciudad de Manila, que se convertiría en el
centro administrativo y económico del Imperio español en Asia y
desde donde partía el famoso Galeón de Manila, cargado de
especias y sedas. Más de tres siglos de presencia española, que
propiciaron el surgimiento de una cultura propia, hispano-asiática,
que dejaría huella en la música, la literatura, la gastronomía,
la arquitectura, las costumbres y todas las facetas de la vida de
Filipinas, con especial hincapié en la religión católica, que
los filipinos abrazaron fervorosamente.
|
Ayuntamiento
de Bambang, Nueva Vizcaya (Filipinas) |
A finales del siglo XIX, Estados
Unidos extendió el conflicto hispano-cubano a las Islas
Filipinas, aprovechando las revueltas independentistas promovidas
por las familias criollas que ostentaban el poder económico en
las islas. Tras una etapa bélica en la que los soldados españoles
lucharon no sólo contra los insurrectos y estadounidenses, sino
contra el clima y las enfermedades tropicales, España vendió las
Filipinas a Estados Unidos por 20 millones de dólares (Tratado de
París, año 1898) sellando definitivamente el proceso de
decadencia y pérdida de las últimas colonias del Imperio Español.
De esta forma, los Estados Unidos reemplazaron a España como
potencia dominante, obligando a los filipinos a una nueva guerra
de independencia contra los nuevos colonizadores.
|
Calle
de Bambang en su entrada al puente sobre el río Cagayán |
Volviendo al tema que nos ocupa,
los conquistadores se encontraron en su avance con numerosas
dificultades, entre las que sobresalía la presencia de numerosas
tribus y etnias diferentes -con frecuencia agresivas- distribuidas
a lo largo de más de 7.000 islas, un clima húmedo tropical
propicio para la propagación de enfermedades, además de selvas
impenetrables infestadas de insectos y animales venenosos. Estos
hechos y la constatación de que las islas no eran ricas en oro ni
piedras preciosas, hicieron que los auténticos héroes de
Filipinas fueran los frailes de las Órdenes religiosas,
Agustinos, Franciscanos, Dominicos y Jesuitas, que arriesgaron sus
vidas penetrando en las selvas, para fundar las primeras misiones
que se convertirían con posterioridad en pueblos.
|
Aldea
de una tribu Filipina (siglo XIX) |
La primera orden religiosa que se
atrevió a penetrar en el peligroso territorio de los Igorotes,
Ilongotes y Panuypuyes, en lo que hoy es el sur de Nueva
Vizcaya, fueron los dominicos y concretamente en el año 1607. Dos
años después (1609) el padre Tomás Gutiérrez estableció el
primer asentamiento misionero en el territorio. Un asentamiento
que se llamó inicialmente Ytuy, y que daría lugar a las ciudades
de Aritao, Dupax y Bambang.
Durante los más de trescientos años
de presencia española en las islas, fueron muchos los corraleños
que arribaron a esas costas desde el otro lado del mundo, casi
siempre motivados por el espíritu misionero. El agustino Alonso
Quijano, el dominico Andrés de Almaguer, la franciscana Leonor
Martínez Philippe o el funcionario Pedro Gutiérrez de Salazar,
presidente de la Real Mesa de la Misericordia y abogado de la
Sociedad Económica de Amigos de Filipinas, por poner unos
ejemplos, contribuyeron a la evangelización, enseñanza, cultura
y economía de aquel país.
|
Entrada
al barangay de Almaguer Sur (Bambang) |
La historia de los dominicos recoge
que fue el padre Teodoro Gimeno quien estableció la aldea o
barrio de Almaguer en el año 1880, con un total de 1.500 almas,
construyendo para ello una escuela y un convento. La nueva aldea
de Almaguer sufrió al poco tiempo los efectos de un violento
terremoto, además de varias epidemias que diezmaron la población
y la sumieron en la pobreza. En la actualidad, los barangays o
distritos de Almaguer Norte y Almaguer Sur, están estructurados a
lo largo de la carretera principal que los atraviesa rumbo a
Bambang y cuentan con una población de más de 6.000 habitantes
entre los dos. El pueblo de Bambang, al que pertenecen las dos
aldeas, contaba en 2015 con un total de 53. 433 habitantes.
Sin embargo y a pesar de las
investigaciones que hemos llevado a cabo, debemos reconocer que
hasta ahora no hemos encontrado el porqué del nombre de Almaguer
ni la relación del fraile fundador con nuestra localidad.
Rufino Rojo García-Lajara
(marzo de 2019)
|