Introducción
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| La ermita de San Sebastián alrededor de 1980 | 
La primera ermita de San Sebastián de Corral de Almaguer se erigió como consecuencia de un terrible acontecimiento a escala mundial y su desaparición vendría condicionada –tres siglos después- por otra gran hecatombe que sembraría de muerte y destrucción la Península Ibérica. Curiosamente, en el intervalo que media entre su nacimiento y su destrucción, un barrio entero surgiría a su alrededor, hasta convertirse con el tiempo en un enorme arrabal con personalidad e identidad propia, que acabaría compitiendo con el resto de la población e incluso llegaría a contar con alcalde pedáneo. Pero vayamos por partes.
              Los
              Orígenes
            
            |  | 
| Mapa de expansión de la Peste Bubónica | 
              A
              mediados del siglo XIV y concretamente entre los años 1346 y
              1347, una terrible epidemia de Peste bubónica –también
              conocida como como Peste Negra- hizo aparición en Asia y
              se extendió como la pólvora por todos los reinos europeos. Los
              barcos genoveses y venecianos –intermediarios entre Asia y
              Europa- ejercieron de involuntarios portadores de la enfermedad,
              al llevar entre sus valiosas mercancía ratas infestadas de pulgas
              con la bacteria de la peste, que inocularon a los marineros en sus
              picaduras. A partir de ahí, la enfermedad se extendió con
              tremenda rapidez (como la peste recogería el dicho a
              partir de entonces) dada la escasa y mala alimentación de los
              seres humanos de aquellos tiempos, la falta de medidas higiénicas
              y la rudimentaria medicina de la época.
               
              
            
            
              La
              Pandemia de Peste Bubónica afectó a toda Asia, Europa y África
              Mediterránea, provocando la mayor mortandad de la historia del
              ser humano. Se estima que murieron entre 65 y 100 millones de
              personas, es decir: un tercio de la humanidad. Las
              consecuencias fueron catastróficas para buena parte de los
              habitantes del planeta en todos los frentes, tanto económicos
              como sociales, de forma que la escasez de personas, unidas al caos
              y el abandono de las tierras, casas y animales, hundieron la
              economía hasta límites insospechados, extendiendo el hambre y la
              miseria por todo el mundo conocido y marcando un antes y un después
              en la vida de los hombres. Por otro lado, las escenas dramáticas
              que se vivieron fueron de tal magnitud y crudeza, que desde
              entonces se instaló en el inconsciente humano un terror visceral
              hacia las llamadas "pestes o pestilencias", que perduraría
              a lo largo de la historia.
               
              
            
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| Aspecto del cuello en la Peste Bubónica | 
              La
              peste bubónica,
              denominada así por los bubones o enormes ganglios repletos de pus
              que se formaban en las ingles, cuello y axilas, se hizo presente
              en la península Ibérica desde mediados de 1348 y perduraría
              hasta 1351. Un fraile agustino comentaba en sus escritos: “Los
              más escupían sangre, otros tenían en el cuerpo manchas rojas y
              oscuras y de estos ninguno escapaba. Otros tenían apostemas o
              estrumas en las ingles o bajo las axilas y de éstos algunos
              escapaban (…) y hay que saber que estos enfermos eran muy
              contagiosos y que casi todos los que cuidaban los enfermos, morían,
              así como los sacerdotes que recogían las confesiones”.
               
              
            
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| Aspecto de la variedad septicémica o Peste Negra | 
              El
              desconocimiento absoluto de las causas y forma de propagación,
              unido a la inexistencia de armas para luchar contra la enfermedad,
              hizo que buena parte de las personas lo tomasen como castigo
              divino y se encomendasen al cielo en busca de las soluciones que
              no encontraban en la tierra. En otras ocasiones tomaron el camino
              más corto y buscaron chivos expiatorios a los que culpar de todos
              los males. Este fue el caso, una vez más, de la minoría judía,
              por cierto muy numerosa en Corral de Almaguer. Como consecuencia
              de todo ello, en las décadas posteriores a la epidemia se
              produjeron numerosas matanzas de judíos y se erigieron ermitas
              por doquier al más famoso de los santos abogados contra la peste. San
              Sebastián.
               
              
            
            
              La
              ermita de San Sebastián
               
              
            
            
              No
              sería hasta bien entrado el siglo XV (entre 1430-1450) cuando,
              tras una penosísima recuperación de la economía y relativa
              normalización de la vida diaria, se decidiese levantar la ermita
              de San Sebastián. Algo que hicieron en muchos municipios españoles,
              dado que el recuerdo de la Peste Negra atormentaba a los
              supervivientes de la epidemia y sus descendientes. Lo singular de
              la ermita de San Sebastián de Corral de Almaguer, radica en
              quienes la sufragaron y el lugar elegido para su construcción.
               
              
            
            
              Y
              es que esta primera ermita de San Sebastián (desaparecida en el
              siglo XVIII) no contó con un gremio que la sustentase al estilo
              de las demás ermitas del término, sino que fue erigida por
              cuestación popular y únicamente con las limosnas de los vecinos
              de la población. Esta circunstancia iba a incidir negativamente
              en la construcción del edificio, pues la falta de donaciones en
              los años de malas cosechas, iba a dilatar en el tiempo la
              edificación y producir no pocos derrumbes por falta de
              consolidación de lo avanzado cada año. Pero veamos cómo nos lo
              describen los viejos textos de la Orden de Santiago.
               
              
            
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| Documento más antiguo conservado | 
El documento más antiguo procede del año 1494 y apenas recoge una frase: “En término de la dicha villa hay una hermita de la advocación del señor San Sebastián, la qual no tiene ninguna renta salvo las limosnas del baçín”. Es decir: que al contrario de las demás ermitas del término, la de San Sebastián no contaba con pedazos de tierra asociados, de cuya producción se pudiera beneficiar la edificación que se venía realizando desde hacía ya décadas y que parecía no tener fin.
              En
              la siguiente descripción, cuatro años después (1498),
              se nos sigue informando de la pobreza de la ermita y de que
              incluso el mayordomo había tenido que poner dinero de su propio
              bolsillo para pagar los pequeños gastos de mantenimiento:
               
              
            
            
              Hay
              otra hermita que se dice de San Sebastián, la qual no tiene renta
              ninguna. E fue tomada cuenta de lo que rinde el baçín de la
              dicha ermita a Juan García Palomero, mayordomo que es, e halló
              que tiene gastados quinientos e treinta e ocho maravedíes más de
              los que tiene rescibidos.
               
              
            
             
            
              Dos
              años después (1500),
              los documentos nos hablan de que la ermita se encontraba rodeada
              por un haza de tierra, como de una fanega, en la que no se
              sembraba cosa alguna y que daría lugar al recinto amurallado que
              se conservó hasta hace pocos años:
               
              
            
            
              Hay
              otra hermita en término de la dicha villa, que se dice de la
              advocación de Sant Sebastián, la qual no tiene renta ninguna. Es
              mayordomo della Pero López Sancho, al qual se tomó cuenta de lo
              que había rentado el baçín hasta este dicho día e de lo que
              había gastado en reparos de la dicha hermita.
               
              
            
            
              El
              qual dicho mayordomo alcançó a la dicha hermita e había gastado
              demás de lo que el baçín había rentado, por ciento e quatorze
              maravedíes de los quales se le ha de entregar de lo que rentare
              el dicho baçín.
               
              
              
              
            
            
              Tiene
              de cargo la dicha hermita, que se ha mejorado después de la
              visitación pasada, una haza junto con la dicha hermita, que
              alinda con haza de Briceño, e face una fanega.
               
              
            
            
              Ytem
              una alfombra vieja e un par de sábanas de lino mediadas e otro
              par de sábanas viejas y otro par mediadas. Un par de manteles
              viejos. Dos pares de hazalejas labradas de raso, un pedazo de sábana
              con una cinta blanca. Un frontal de guadameçal. Una cortina
              azafranada. Otra cortina azul vieja, e un almaizar viejo.
               
              
            
            
              Queda
              el cargo de la dicha mayordomía en el dicho Pero López Sancho,
              porque la procura bien.
               
              
            
             
            
              Pasarían
              nueve años hasta el siguiente documento (1509) en
              el que se van a dejar traslucir las evidentes mejoras que se
              estaban produciendo en la economía del reino en general y en la
              de la población en particular. Si anteriormente los mayordomos
              tenían que adelantar dinero de su propio bolsillo, en esta ocasión
              las limosnas habían aumentado considerablemente, hasta el punto
              de existir un remanente que permitía acometer ciertas obras de
              mejora en el mantenimiento de la inacabada ermita. Se evidencian
              además numerosas donaciones monetarias procedentes de testamentos
              de vecinos fallecidos, así como de objetos materiales ofrecidos
              para su decoración:
               
              
            
            
              Hermita
              de San Sebastián
               
              
            
            
              Ay
              en término de la dicha villa, otra hermita de la advocación de
              San Sebastián Tiene en una parte el hastial que sale al camino caído,
              e tiene mucha necesidad de reparo. No tiene posesiones ningunas
              salvo las limosnas de la buena gente.
               
              
            
            
              Cuenta
              del Mayordomo
               
              
              
              
            
            
              Hallóse
              por mayordomo a Bartolomé Sánchez Celemín, vecino de la dicha
              villa, el qual fue encargado de la mayordomía por el Concejo de
              la dicha villa. Paresce por la cuenta que el Prior de Uclés don
              Antonio de Ordás le tomó en el mes de febrero de quinientos e
              seis años, que le alcançó por setecientos setenta e dos maravedíes
              en dineros.
               
              
            
            
              Más
              le hizo cargo el dicho Prior de doscientos e noventa y cinco
              maravedíes que le dejaron cargo que cobrase de los testamentos,
              quando el dicho Prior le tomó la cuenta.
               
              
            
            
              Hízosele
              más cargo de mil e seiscientos e treinta e ocho maravedíes que
              paresce que ha cobrado por la dicha hermita después de que le fue
              tomada la dicha cuenta hasta hoy.
               
              
            
            
              Así
              que montan los maravedíes de dicho cargo que se hizo al dicho
              mayordomo, dos mil e seiscientos e setenta e cinco maravedíes.
               
              
            
            
              Descargo
               
              
              
              
            
            
              Dio
              por descargo el dicho mayordomo que había gastado en cosas que
              cumplen a la dicha hermita hasta hoy, mil e ciento e cincuenta y
              tres maravedíes.
               
              
            
            
              Alcance
               
              
              
              
            
            
              Así
              que, descontados los dichos mil e ciento cincuenta e tres maravedíes,
              de los maravedíes del dicho cargo que se le hizo, queda que es
              alcançado el dicho mayordomo por mil e quinientos e veinte e dos
              maravedíes en los quales los señores visitadores le condenaron e
              mandaron que dentro de nueve días primeros siguientes, los de y
              pague a quien por la dicha hermita lo oviere de haber, la qual
              sentencia consintió. Testigos: Alonso García, alcalde, e Alonso
              Madero, vecino del Corral
               
              
            
            
              Mandatos
               
              
              
              
            
            
              Óvose
              información que el dicho mayordomo es buena persona e abonada e
              dexáronle por mayordomo, testigos los dichos vecinos. Y mandáronle
              que gaste los maravedíes de dicho alcançe en labores de la dicha
              iglesia lo que bastare. Testigos, los dichos.
               
              
            
            
              Queda
              para la dicha hermita una buena lámpara con su baçín de latón
              que compró el dicho mayordomo y se le recibió por descargo.
               
              
            
            
              Un
              emplazamiento diferente 
               
              
            
            
              La
              otra característica que distinguía a la ermita de San Sebastián
              del resto de ermitas y humilladeros construidos a las salidas de
              los caminos de la población, era su localización. Y es que al
              decidir situar la ermita en la principal vía de comunicación del
              municipio, que unía Corral de Almaguer con la entonces capital
              del priorato de Uclés (Ocaña) y con la capital del Reino
              (Toledo), se encontraron con que no existía un lugar sólido
              cercano a las murallas donde poder construirla, dado que la franja
              pegada a las mencionadas cercas o murallas -conocida como las
              tenerías- se inundaba con demasiada frecuencia y había sido
              utilizada como foso en la pasada guerra civil entre los
              partidarios de la Reina Isabel la Católica y los de su sobrina
              Juana la Beltraneja. Es por ello que decidieron levantar la ermita
              a 500 metros de la población, o “a dos tiros de
              ballesta” como se decía por aquellos tiempos, en un
              pequeño cerro elevado que salvaba la enorme vega o vaguada que
              formaba el río Riansares a su paso por el municipio. El lugar no
              era cómodo, pues para llegar a él se necesitaba atravesar el único
              puente de la localidad o vadear el río, pero el montículo
              lindaba justamente con el mencionado camino de Ocaña y por su
              altura se encontraba libre de las peligrosas y recurrentes
              inundaciones del Riansares
               
              
            
             
            
              Precisamente,
              el siguiente documento -fechado
              en 1511 y  quemado en parte- nos va a
              proporcionar abundante información sobre todo lo anterior. Los
              escritos nos van a aportar detalles sobre su ubicación, además
              de numerosos datos sobre su morfología, el estilo en el que fue
              construida, ciertas noticias sobre sus estructuras y aspecto
              exterior, así como los problemas que arrastraba desde hacía
              bastantes décadas, por haber quedado inacabada.
            
            
              San
              Sebastián
               
              
            
            
              Otrosí
              visitaron otra hermita de San Sebastián que está a dos tiros de
              ballesta de la dicha villa. Es una iglesia de tres naves maderada
              de tosco. E la nave del medio es muy luenga e las otras dos no
              llegan más de hasta la mitad. E hallaron que hay un pedazo de
              pared caída e otro pedazo del tejado descubierto. Hay una capilla
              redonda bien maderada de pino acepillado y en ella un altar con
              una imagen de Nuestra Señora e otra de San Sebastián bien….
               
              
            
            
              (quemado)
               
              
            
            
              ……de
              la dicha capilla. Hay otro altar con un retablillo viejo de pincel
              e sus manteles e frontal de guadamezal. E tiene la dicha iglesia
              sus buenas puertas e cerradura e junto a ella está una casilla
              para el hermitaño e un poco desviado está otra casa caída con
              un corral cerrado delante e sus puertas e un pozo en medio.
               
              
            
            
              Cuentas
              del mayordomo e cargo
               
              
            
            
              E
              tomaron cuenta a Bartolomé Sánchez Celemín que hallaron por
              mayordomo de la dicha hermita, de todo lo que ha rentado el baçín
              e mandas que se facen en los testamentos, porque no hallaron que
              tiene la dicha hermita otra renta ni posesiones algunas. E fecho
              cargo del alcance de atrás e de todo lo que después ha
              aparescido e rescibido, que montó todo ello juntamente, tres mil
              e seiscientos e ochenta e cinco maravedíes e medio, segund queda
              todo formado de mí el dicho notario, en su libro de quentas
               
              
            
            
              Descargo
               
              
            
            
              De
              los quales le descontaron que dio al sacristán de la paga de su
              salario…
               
              
            
            
              (quemado)
               
              
            
            
              Alcance
               
              
            
            
              E
              sacado el gasto del recibo, fue alcanzado el dicho mayordomo por
              tres mil e quinientos e quarenta e nueve maravedíes e medio en
              los quales le condenaron, y él lo consintió e signó la dicha
              cuenta jurada ante los dichos cura e oficiales e por acuerdo de
              los quales se quedó por mayordomo, e mandáronle faga del dicho
              alcance las cosas siguientes:
               
              
              
              
            
            
              Mandatos
               
              
            
            
              Primeramente
              le mandaron que haga cubrir el pedazo del tejado que está caído
              en la dicha hermita e haga facer la pared que está caída e
              reparar los arcos que tienen necesidad, de manera que queden
              saneados e que en esto gaste el dicho su alcance hasta a donde
              bastare, antes de que entre el invierno, so pena que si por no los
              reparar en el tiempo recibieren más daño, que él sea obligado
              al saneamiento dello. 
               
              
            
            
              La
              primera Ermita de San Sebastián, una edificación mudéjar
               
              
            
            
              A
              tenor de los datos contenidos en el documento anterior, podemos
              deducir que la primitiva ermita de San Sebastián no fue un simple
              humilladero como los construidos en las afueras de las
              poblaciones, sino una edificación religiosa en toda regla y además
              dotada de ciertas dimensiones, dado que según los escritos
              constaba de tres cuerpos o naves. Un cuerpo central “muy
              luengo” o largo y dos laterales construidos sólo hasta la mitad
              del anterior. Sabemos igualmente que esos cuerpos o naves se
              encontraban separados por arcos de sustentación y que los
              forjados de las cubiertas estaban enmaderados con pino tosco, lo
              que se traducía por aquellos tiempos en una techumbre o armadura
              de par e hilera.
               
              
            
            
              Otro
              detalle importante que nos va a ayudar a descubrir el estilo en el
              que había sido construida la ermita, es el hecho de que la
              capilla principal (que se correspondía con el ábside y contenía
              el altar, el retablo principal y las principales imágenes), era
              redonda y se encontraba cubierta por una armadura redondeada de
              madera tallada “bien maderada de pino acepillado”.
               
              
            
            |  | 
| Recreación
                    de la ermita de San Sebastián a comienzos del siglo XVI,
                    con las naves laterales aún sin terminar (Cortesía Luis Solano) | 
              Es
              decir: que nos encontramos ante una edificación típicamente mudéjar,
              construida con materiales pobres, al igual que la mayoría de las
              edificaciones religiosas de la comarca. La Mancha es una zona
              escasa en elementos de cantería, por lo que los alarifes
              musulmanes y moriscos, auténticos creadores de la arquitectura
              popular de nuestra tierra, utilizaron materiales sencillos -como
              la tierra prensada, el barro y el ladrillo- como elementos
              estructurales, reservando las escasas piedras para cimentaciones,
              esquinas y contrafuertes. La primitiva ermita de San Sebastián,
              fue por lo tanto una edificación religiosa construida a base de
              tapial en los paramentos exteriores y de ladrillo en los elementos
              de sustentación (arcos). Las cubiertas de las naves estaban
              enmaderadas con maderas toscas dispuestos con la sencilla técnica
              de “par e hilera” y de vez en cuando algunos tirantes de
              sujeción, mientras la zona principal o capilla del Santo, se
              encontraba embellecida por un hermoso artesonado mudéjar de forma
              redondeada u ochavada, con bellos entrelazados de lacería geométrica.
               
              
            
            
              Esta
              era la técnica utilizada desde siglos por los especializados
              alarifes musulmanes y posteriormente por los vecinos moriscos que
              permanecieron en la población (principales albañiles de la
              localidad) y la que calaría y daría personalidad a los
              principales edificios civiles y religiosos de la zona y a toda la
              arquitectura popular manchega en general hasta hace pocas décadas.
               
              
            
             
            
              La
              confirmación de todo lo anterior, viene recogida en la siguiente
              descripción de la ermita, procedente del año 1515.
               
              
            
            
              Visitación
              de la Hermita de San Sebastián
               
              
            
            
              E
              después de lo susodicho, en veinte e siete días del dicho mes de
              abril, año susodicho, los dichos visitadores fueron a visitar la
              hermita de San Sebastián, que es fuera de la dicha villa, junto
              al camino de Ocaña. La qual es de una nave grande e otras dos
              naves pequeñas. Está maderada de madera de pino tosco e está un
              pedazo della al cabo descubierta de la nave principal, e ansímismo
              en la otra nave de hacia la parte del monte, está descubierto
              otro poco e hundido el tejado, e está todo para se caer.
               
              
            
            
              Tiene
              una capilla redonda con sus paredes de yeso, maderada e cubierta
              de madera de pino labrado. Tiene un altar, y en él está colgado
              un paño pintado de la quinta angustia y la imagen de San Sebastián.
              Y abaxo en el altar, está una imagen de Nuestra Señora de bulto
              con una camisa labrada e unas faldillas blancas e otras coloradas.
              E hay una imagen de San Sebastián de bulto. Está el altar con
              sus manteles limpios e una palia con una cruz negra e un frontal
              de lienzo pintado y en las gradas una alhombra vieja
               
              
            
            
              Fuera
              de la dicha capilla está otro altar pequeño en que hay dos
              retablos de madera pequeñitos, muy antiguos, ambos dos de la
              historia de Sant Sebastián. Tiene el dicho altar unos manteles
              limpios e un frontal de guadameçal. Al cabo de la dicha iglesia,
              en una nave, hay unos …?. Tiene la dicha iglesia sus buenas
              puertas e cerradura e junto a ella tiene un corral grande, que está
              cercado alguna part, de dos tapias en alto y en este está una
              casilla para el santero. Tiene cargo de la dicha hermita Bartolomé
              Sánchez Celemín, al qual pidieron quenta e la dio en la forma
              siguiente:
               
              
            
            
              Cuenta
              del Mayordomo
            
            
              Los
              dichos visitadores tomaron cuenta a Bartolomé Sánchez Celemín,
              vecino de la dicha villa, al qual hallaron por mayordomo de la
              dicha hermita, e fallaron que recibió así del alcance que contra
              él se hizo por los visitadores pasados, como de todo lo que demás
              hasta hoy ha recibido, así de limosnas, como de otras cosas, que
              montó el dicho su cargo, quatro mil e quinientos e ochenta
              maravedíes e medio
               
              
            
            
              Descargo
               
              
            
            
              El
              dicho Bartolomé Sánchez mostró haber gastado e le fue recibido
              en cuenta, en reparar la capilla que se quería caer y en aceite y
              en veinte tirantes que tiene comprados nuevos y en cierta teja que
              compró para retejar, segund fue visto por su libro, tres mil e
              ciento e setenta e nueve maravedíes
               
              
            
            
              Es
              alcanzado el dicho Bartolomé Sánchez Celemín, por mil e
              quatrocientos e un maravedíes e medio, en los quales fue
              condenado a que los de y pague luego a la dicha hermita. E juró
              en forma, ser buena la dicha cuenta, leal e verdadera e que en
              ella no ovo fraude alguno.
               
              
            
            
              E
              porque le hallaron que era hombre fiel el dicho mayordomo e
              persona llana e abonada, repusiéronle en la dicha mayordomía e
              mandáronle que usase el dicho oficio de hoy en adelante, el qual
              lo acebtó e le mandaron que por la iglesia e por la villa, al
              tiempo de limpiar el pan, ande por las eras a coger pan entre la
              buena gente para acabar de reparar e hacer la dicha hermita e,
              junto con él, ande Bartolomé Sánchez Botija, vecino de la dicha
              villa, el qual acebtó el dicho cargo de andar con el dicho
              Bartolomé Sánchez. Testigos: Martín Guerrero e Juan Guerrero,
              vecinos de la dicha villa
               
              
            
            
              Queda
              más para la dicha hermita, veinte tirantes que el dicho Bartolomé
              Sánchez dio comprados en su gasto e quedan para la obra de la
              dicha hermita, junto con el dicho alcance, de los quales se le
              hace cargo al dicho Bartolomé Sánchez Celemín.
               
              
            
            
              La
              novedad de la presente descripción, radica en el hecho de que los
              visitadores de la Orden de Santiago, en paralelo con la gran
              mejora económica que se dejaba notar en todo el Reino y de la que
              no era ajena nuestra comarca, acuciasen al mayordomo para que
              aprovechase y finalizase la ermita de una vez por todas
              (recordemos que las dos naves laterales estaban todavía sin
              terminar). Para ello y como ayuda, los visitadores concedieron
              permiso al mayordomo para pedir pan (trigo) por las eras en época
              de cosecha y utilizar su venta para la finalización de la ermita.
              En los siguientes años recaudó una media de 8 fanegas y 4
              celemines de trigo anuales, que le reportaron a la ermita
              alrededor de 1.000 maravedíes por temporada. Esto supuso un gran
              espaldarazo a los esfuerzos de Bartolomé Sánchez Celemín
              (mayordomo de la ermita natural de Villanueva de Alcardete y
              primer vecino con el apellido Sánchez Celemín en Corral de
              Almaguer), que ya había puesto manos a la obra con la compra de
              20 tirantes de madera.
               
              
            
             
            
              El
              resultado fue un gran avance hacia la terminación definitiva de
              las obras y la construcción de una casilla para el ermitaño. Un
              documento fechado en 1528 lo describe de la siguiente manera:
               
              
            
            
              Sant
              Sebastián
            
            
              Visitóse
              la hermita de Sant Sebastián, la qual está fuera de la dicha
              villa, cerca della. Es de tres naves, aunque la una está la mitad
              por se acabar. Las paredes son de tierra cubierta de madera de
              pino. Hay en ella tres altares, en el mayor está la imagen de
              Nuestra Señora e Sant Sebastián e Santa Catalina, todas tres de
              bulto. La imagen de Nuestra Señora tiene una faldilla de grana
              vieja, e una corona de madera dorada, e la imagen de Santa
              Catalina una ropa de paño negro e una camisa. Y en el altar mayor
              está un frontal pintado e unos manteles. Y en el otro altar que
              está a la mano derecha está una imagen de bulto, e un frontal e
              unos manteles y el otro altar está sin ninguna cosa. Tiene esta
              hermita una lámpara de açofar y un esquilón y dos candeleros de
              madera
               
              
            
            
              Junto
              a la puerta de la dicha hermita hay una casa con una chimenea, e
              apartada desto hay otra para el santero, con una chimenea e un
              cercado en derredor de la casa
               
              
            
            
              Posesiones
               
              
            
            
              Tiene
              la dicha hermita una haza, linderos la casa de Villareal, e
              tierras de Alonso Muñoz
               
              
            
            
              Quenta
              del mayordomo y cargo
               
              
            
            
              Viéronse
              las quentas de los mayordomos que han sido de la dicha hermita
              desde los visitadores pasados, e pasando los alcances de unos en
              otros. E hizo cargo a Alonso Díaz Garçón, mayordomo de la dicha
              hermita, de ochocientos e noventa e quatro maravedíes por que fue
              alcanzado Pedro de Montealegre, mayordomo que fue antes dél. E
              paresce que el dicho Alonso Díaz rescibió en el tiempo de su
              oficio, con el dicho alcance del mayordomo pasado, tres mil e
              nuevecientos e cinquenta e nueve maravedíes e seis fanegas de
              trigo.
               
              
            
            
              Dice
              que gastó en la dicha hermita nuevecientos y setenta y dos
              maravedíes
               
              
            
            
              De
              manera que es alcançado el dicho mayordomo por dos mil y
              nuevecientos e ochenta e siete maravedíes e por el dicho trigo
               
              
            
            
              Los
              dichos mayordomos juraron dichas quentas en forma, e de todo el
              qual dicho alcance se hizo cargo a Pablo de Benita, mayordomo
              nuevamente elegido por los alcaldes e regidores de la dicha villa,
              el qual juró en forma
               
              
            
            
              Mandatos
               
              
            
            
              Mandóse
              al dicho mayordomo que prosiga la obra de la dicha hermita, que
              está principiada, que es una nave a la mano derecha, siguiéndola
              conforme a la obra que viene comenzada y cubriéndola de la madera
              de pino como va la nave frontera. Lo qual haga de aquí al día de
              Sant Miguel de septiembre primero venidero, e que gaste el dicho
              alcance e lo que más rentare, so pena de quatro ducados para
              obras pías
               
              
            
            
              Notificóse
              este mandamiento al dicho mayordomo. Testigos Francisco López de
              las Ovexas e Alonso Lozano, vecinos de la villa.
               
              
            
            
              Cárganse
              más al dicho mayordomo, ciento e quarenta e ocho maravedíes que
              ovo del baçín el viernes Santo deste presente año.
               
              
            
            
              La
              ermita vio acabada su fábrica definitivamente en torno al año
              1530, un siglo después de sus comienzos, generando a su alrededor
              un nuevo barrio dotado de personalidad propia, que acabaría
              siendo calificado por su extensión y lejanía de la villa como
              Arrabal de San Sebastián. La última relación sobre el
              edificio se corresponde con el año 1555, (25 años después de su
              finalización) y nos dice lo siguiente:
               
              
            
            
              Hermita
              de San Sebastián
               
              
            
            |  | 
| La primera ermita presentaría un aspecto muy similar a este | 
              Quentas
              del mayordomo
               
              
            
            
              Viéronse
              las quentas de la dicha hermita después de la visitación pasada,
              e hallaron estar tomadas por el dotor Ábrego, visitador del
              priorazgo de Uclés, e halláronse buenas e verdaderas, e
              discurriendo de un año en otro, del presente se halló por
              mayordomo de la dicha hermita de Sant Sebastián a Pero Fernández
              Tercero, vecino de la dicha villa, al qual se le tomó quenta de
              la forma e manera siguiente:
               
              
            
            
              Primeramente
              se hizo cargo de novecientos e veinte e dos maravedíes e medio,
              en que fue alcanzado el dicho mayordomo en las quentas que le tomó
              el dicho dotor Ábrego, visitador del dicho priorazgo de Uclés
               
              
            
            
              Más
              se le cargan mil e quarenta e un maravedíes e medio, que después
              que tomó las quentas el dicho dotor Ábrego, visitador, hasta
              agora se han llegado de limosna para la luminaria de la dicha
              hermita, como pareció por su libro de recibo que dello mostró
               
              
            
            
              Por
              manera que montó el cargo del dicho alcance al dicho mayordomo en
              la manera que dicha es: mil e novecientos e sesenta e quatro
              maravedíes, como de suso parece
               
              
            
            |  | 
| El
                      aspecto interior  de la  ermita, sería muy
                      similar a este de Ademuz (Valencia) | 
              Descontada
              la data del recibo, el alcance del dicho mayordomo es por mil e
              ochenta e ocho maravedíes, como de suso parece. Luego el dicho
              mayordomo juró en forma dichas quentas de ser ciertas e
              verdaderas e que en ellas no ha habido fraude ni engaño alguno
               
              
            
            
              Relación
              de los mandatos
               
              
            
            
               Parece
              por el libro de la visitación pasada que los visitadores mandaron
              al mayordomo de la dicha hermita que la tuviese bien reparada, e
              no se halló bien reparada ni el mayordomo tenía para se reparar
               
              
            
            
              Mandatos
              al mayordomo
               
              
            
            
              Mandóse
              al dicho mayordomo que repare e haga trastejar toda la teja de la
              dicha hermita, porque está toda maltratada que se llueve por
              muchas partes, e que el tejado de la nave primera de la dicha
              hermita, encima de la puerta della, lo levante e haga poner de
              manera que tenga corriente, porque delante no la tiene, e ansí
              por esta causa se le llueve e se hunde, lo qual haga e cumpla ansí
              dentro de un año primero siguiente, so pena de dos ducados
              aplicados para obras pías.
               
              
            
            
              Todo
              lo qual se notificó al dicho mayordomo en su persona. Testigos:
              el comendador Evangelista Zahera e Antonio Ramírez, vecinos de la
              dicha villa.
               
              
            
            
              El
              nacimiento del Arrabal de San Sebastián
               
              
            
            
              Durante
              el siglo XV y tras recuperarse en parte la demografía de la
              población, se evidenció un problema que arrastraba el municipio
              desde antes de la Peste: El
              espacio
               
              
            
            |  | 
| Mapa
                    Geomorfológico de Corral de Almaguer, mostrando las dos
                    Vegas y su unión en la antigua Laguna de la Serna | 
              Corral
              de Almaguer había sido fundado en un cerro con unas dimensiones
              concretas y amurallado totalmente en su perímetro. Fuera de las
              murallas quedaban las zonas bajas de la localidad, susceptibles en
              todo momento de ser anegadas por las frecuentes crecidas del
              Riansares y su acequia Albardana. Por otro lado, las grandes
              familias eran propietarias de la mayoría de los terrenos
              construibles en el interior del recinto y para colmo en esta época
              era frecuente contar con corrales y hasta huertas junto a las
              casas, que ocupaban buena parte de los terrenos edificables. En
              conclusión: no existían zonas para construir en el interior de
              las murallas y las que existían presentaban precios prohibitivos
              para la gente humilde.
               
              
            
            
              La
              única opción pues, pasaba por construir en el exterior de las
              tapias que cercaban la localidad y en lugares altos que no fueran
              inundables. Desgraciadamente sólo una zona aneja a las murallas
              obedecía a estos condicionantes: el naciente barrio o arrabal de
              la Concepción. Sin embargo, para variar, los terrenos eran
              propiedad de las grandes familias y del convento de San Diego de
              Alcalá y, aunque los precios resultaban más baratos en esta
              zona, seguían siendo prohibitivos para la gente más humilde de
              la población, que tenía que costearse además los materiales de
              la casa por muy sencillos que fueran.
               
              
            
            |  | 
| Las cuevas fueron las primeras viviendas del arrabal de S. Sebastián | 
              Por
              lo tanto, la única alternativa que quedaba a los más pobres era
              vivir a la manera rupestre o, lo que es lo mismo, de la forma más
              antigua y rudimentaria utilizada por el ser humano desde su
              aparición en la tierra: en cuevas excavadas por ellos.
              Vivir en cuevas o silos no suponía la peor opción en cuanto a
              calidad de vida, pues les aseguraban calor en invierno y frescura
              en verano, pero les obligaba a alejarse de la población cientos
              de metros y en zonas altas donde poder excavar con seguridad.
              Estos requisitos los cumplía perfectamente el cerro donde había
              sido ubicada la Ermita de San Sebastián, por lo que allí se
              trasladaron los vecinos más humildes del municipio, dando lugar
              al nacimiento de un nuevo barrio, que con el tiempo se convertiría
              en el principal arrabal de la población.
               
              
            
            
              No
              pasarían muchas décadas hasta que se comenzasen a levantar las
              primeras casas techadas y se configurase la calle del Santo, junto
              al lado este de la ermita.
               
              
              
              
            
            |  | 
| Plano de Corral de Almaguer de 1880 donde se muestra la vieja población en morado, los nuevos barrios en azul y naranja, el arrabal de San Sebastián en rosa y la vega del Riansares en verde | 
              La
              época de esplendor de la ermita de San Sebastián 
               
              
            
            
              Coincidiendo
              con la bonanza económica vivida por España durante el siglo XVI
              y parte del siglo XVII (reinados de Carlos I, Felipe II y Felipe
              III), la ermita de San Sebastián alcanzó también su época de
              mayor esplendor. Un período de riqueza generalizado para la
              población, que se dejó traslucir en la finalización definitiva
              de la ermita (alrededor del año 1530) y en la presencia de un
              pequeño, pero suntuoso ajuar, poco habitual en este tipo de
              construcciones religiosas. Los escritos de comienzos del
              siglo XVII (año 1603), lo recogen de la siguiente manera:
               
              
            
            
              Ermita
              de San Sebastián 
               
              
            
            
              Visitaron
              la ermita de San Sebastián que está en el arrabal de la dicha
              villa, la qual es grande y muy larga, de tres naves. Y los pilares
              de yeso e ripio y el techo a dos aguas. Y un altar y por retablo
              un crucifijo grande y una imagen de pincel de San Sebastián. Y el
              techo de la capilla en forma de media naranja enmaderado.
               
              
            
            
              Juan
              López Guajardo, declaró como mayordomo tener los bienes
              siguientes
               
              
            
            
              Ornamentos
               
              
            
            
              Un
              cáliz de plata con su patena, dorada la copa por de dentro
            
            
              Una
              casulla de tafetán carmesí, con cenefa de brocadete verde y
              carmesí
               
              
            
            
              Un
              alba con su amito y demás aderezo dél, estola e manípulo y un
              cajón donde se guarda
               
              
            
            
              Una
              lámpara e dos candeleros de açofar
               
              
            
            
              Un
              pendón de damasco carmesí nuevo
               
              
            
            
              Una
              alhombra y dos pares de manteles de altar y frontal de guadamecíl
              y otro guadamecil para cielo. E que no tiene otros bienes
               
              
            
            | Aspecto que presentaría el artesonado de la capilla principal | 
              Quenta
               
              
            
            
              Habiendo
              revisto las quentas tomadas desde la visita última que el Prior
              hizo para tomarlas al dicho mayordomo Juan López Guajardo, juró
              el susodicho que las dará ciertas e sin engaño. Y se le hizo
              cargo de mil e ochocientos y diez maravedíes en que él mismo fue
              alcanzado en la quenta última que le fue tomada en veinte de
              diciembre del año de seiscientos
               
              
            
            
              Trescientos
              e cinquenta maravedíes que hubo de error contra la ermita en la
              dicha quenta, que había de ser esta cantidad el cargo más Ciento
              e veinte e tres reales que hubo de limosnas en los tres años
              destas quentas como parece por un libro memorial
               
              
            
            
              Declaró
              tener arrendado un quarto de la dicha ermita, en treinta reales
              por año. Y lo corrido hasta San Juan deste año, haber montado
              treinta e ocho reales, porque se hizo el dicho quarto de nuevo
              habrá poco más de año y medio
               
              
            
            
              Monta
              el dicho cargo siete mil e seiscientos maravedíes 
               
              
            
            
              Descargo 
               
              
            
            
              El
              descargo montó siete mil quatrocientos e ochenta maravedíes. Los
              tres mil setecientos e seis maravedíes de teja e otros reparos,
              con quince varas de lienzo para un alba y lo demás de aceite y
              otros reparos
               
              
            
            
              Y
              ansí quedo alcanzado el dicho mayordomo en ciento e veinte
              maravedíes y la dicha quenta aprobada por los dichos visitadores
              y el dicho cargo fue recibido en el libro de la ermita
               
              
            
            
              El
              terremoto de Lisboa y la desaparición de la ermita
               
              
            
            
              Durante
              otros 150 años (siglo XVII y mitad del XVIII) permaneció la
              primitiva ermita de San Sebastián sin grandes variaciones,
              convirtiéndose en el centro de un floreciente barrio o arrabal
              que iba creciendo en habitantes a la vez que en casas y calles. Y
              aunque el siglo XVII fue época de decadencia en España y esto se
              dejó sentir en el estado de conservación y abandono de muchos
              edificios, no hemos encontrado por ahora ninguna referencia que
              nos hable de declive o ruina de la ermita, aunque no nos
              equivocamos si recogemos que las edificaciones religiosas y
              civiles de la población no atravesaban su mejor momento.
               
              
              
              
                           
                
              
              
              
              
                
                
              
              En
              estas circunstancias y cuando todo parecía estar dominado por la
              calma y la rutina diaria, el 1 de Noviembre del año 1755,
              festividad de Todos los Santos, poco antes de las 10 de la mañana
              y cuando la mayoría de los vecinos asistía a alguna de las
              muchas misas que se ofrecían ese día por el alma de los
              difuntos, se dejó sentir un violento temblor de tierra. Un
              terremoto de larga duración, entre 4 y 6 minutos (los vecinos
              recogerían que no duró menos de 10), que iba a tener
              consecuencias catastróficas para buena parte de la Península Ibérica
              y norte de Marruecos. Un terrible seísmo de intensidad entre 8,5
              y 8,7 en la escala de Richter, que iba a arruinar por completo la
              ciudad de Lisboa y que, en el colmo de males, iba a verse seguido
              por tres enormes tsunamis y una oleada de abrasadores
              incendios (fruto de las velas y lamparillas que las gentes habían
              encendido ese día en sus casas por los difuntos) que iban a
              completar la destrucción. Se trataba del terrible terremoto de
              Lisboa, el seísmo más devastador de la historia de Europa, que
              se iba a llevar al otro mundo a cerca de 100.000 personas.
            
            
                (pincha
                en el vídeo)
              
              |  | 
| Enorme grieta en la Catedral de Salamanca | 
              CABEZAMESADA
               
              
            
            
              Muy
              Señor mío:
               
              
            
            
              En
              cumplimiento de la Orden que por V. S. se me comunica, debo decir,
              como Alcalde único que en esta villa me hallo: Cómo en el día
              primero del que rige, siendo como a hora de las diez de él, poco
              más o menos, se experimentó en este pueblo el torromoto  o
              temblor de tierra.
               
              
            
            
              El
              cual duró como diez o doce minutos, y causó algunas quiebras en
              algunos edificios y, con especialidad las Casas del Ayuntamiento,
              que se encuentran bastantemente ajadas del dicho terremoto, pues
              las paredes algo desniveladas, las pirámides que las mantienen se
              han vencido, por lo que contemplan los más expertos de este
              pueblo están amenazando estragos. Que así mismo en la Iglesia
              parroquial se desunió una piedra de un crucero en la nave
              derecha, cayendo mucho yeso del enlucido de la circunferencia y de
              otras muchas partes de dicha Iglesia, por lo que toda la gente que
              en ella se hallaba, se salieron atemorizados y asustados,
              pareciendo que se venía todo el templo abajo.
               
              
            
            
              Y
              por lo respectivo a los pozos, fuentes y ríos, no se experimentó
              por persona alguna novedad, como ni tampoco muertes ni heridas.
               
              
            
            
              Y
              que sólo se advirtió por muchas personas un ruido en el tiempo
              que duró dicho temblor, pero sin saber por dónde venía, sin
              hacer aire.
               
              
            
            
              Que
              es lo que en este pueblo se ha notado por todas clases de
              personas, y lo que puedo informar a V. S.
               
              
            
            
              Nuestro
              Señor guarde a V. S. muchos años, como deseo.Cabezamesada.
              Noviembre 21 de 1755 años. Besa la mano de V. S. su mayor
              servidor: Antonio Martínez 
               
              
            
            
              QUINTANAR
              DE LA ORDEN
               
              
            
            
              En
              cumplimiento de la Real orden de S. M. (que Dios guarde),
              comunicado por el Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena,
              Gobernador del Real y Supremo Consejo de Castilla, y de éste al
              Señor Superintendente de Villanueva de los Infantes, con el cual,
              inserto en su despacho vereda, se me ha requerido en este día,
              sobre que informe en razón del terremoto sucedido en el primero
              del corriente, digo:
               
              
            
            
              Que
              entre diez y once de la mañana, estando en la Iglesia parroquial
              de esta villa congregados la mayor parte del pueblo, comenzó el
              dicho terremoto con un ruido tenebroso, estremeciéndose la
              tierra, y como hinchándose, de modo que a todos nos conmovió.
               
              
            
            
              Y,
              observado por mí que el retablo del altar mayor crujía y se movía
              y las paredes del templo, me eché fuera de él, como las demás
              gentes, que todos observaron lo mismo por lo muy patente que fue.
               
              
            
            
              Y
              conocido dicho temblor, el cual (a mi ver) duró diez minutos, y
              habiendo llegado hasta la plazuela de la Cruz Verde (distante de
              dicha Iglesia más de cien pasos), desde allí vi caerse de la
              torre de dicha Iglesia parte de las almenillas o barandado que
              tiene de piedra por coronación, las cuales cayeron sobre el
              cuerpo de la Iglesia, maltratando mucho el tejado. Y una de dichas
              piedras quebrantó siete tirantes, que sirven de costillas a la
              cubierta de dicha Iglesia, y rompiendo (que es el único estrago
              padecido en los edificios de esta villa) parece no ha de llegar su
              coste a mil reales.
               
              
            
            
              La
              torre la observaron diferentes sujetos moverse, de Mediodía a
              Norte, tanto que la campana del reloj, que está más alta que
              dichas almenillas, en el hueco de un arco de piedra, al bambaneo
              se tocó dentro el mazo, haciendo bastante ruido; cuyos
              movimientos de dicha torre se conocieron más visiblemente en la
              cruz que está por remate de su cubierta. 
               
              
            
            
              Temblaron,
              asimismo, todos los demás edificios de ermitas y casas, grandes y
              pequeñas, tan palpablemente, que a ninguna persona de
              conocimiento le quedó duda.
               
              
            
            
              No
              sucedió desgracia alguna, pues de las piedras que cayeron de
              dicha torre, las que rodaron por el tejado y cayeron sobre el pórtico
              de la puerta del Sol de dicha Iglesia, (cuando aún salía
              bastante gente, huyendo, atemorizada porque se creyó que toda la
              Iglesia se arruinaba) y aunque tocaron a algunos en la ropa, a
              ninguno ofendieron. Bendito Dios.
               
              
            
            
              Las
              aguas de los pozos (que hay muchos en esta villa) se alborotaron y
              se subieron tanto, que alguno rebosó hasta verterse.
               
              
            
            
              No
              hay puentes ni río alguno en su término para haber observado los
              efectos causados en ellos.
               
              
            
            
              No
              se observó antes de dicho terremoto, por persona alguna de las
              que yo he comunicado, señal que lo indicare.
               
              
            
            
              Y
              sólo he oído que el miércoles 29 de octubre próximo, entre
              siete y ocho de la noche, y martes 4 de este mismo, entre dos y
              tres de la madrugada, que también tembló la tierra, pero que fue
              terremoto transeunte, acompañado de un viento fuerte, como los
              que otras veces se han observado en este país, tan momentáneos
              que apenas uno u otro sujeto los han distinguido, y conocido.
               
              
            
            
              No
              tengo otra cosa advertida, que poder decir. Y de lo arriba dicho,
              lo que yo no observé por mí, lo he entendido de personas
              fidedignas.
               
              
            
            
              Quintanar
              de la Orden, 20 de noviembre de 1755.
               
              
            
            
              Licenciado
              Don Gaspar Antonio de la Guardia
               
              
            
            
              SANTA
              CRUZ DE LA ZARZA
               
              
            
            
              Tan
              violento se experimentó aquí el Terremoto, que habiéndose
              hendido de arriba a abajo una de las paredes de la Iglesia
              principal, se abría y cerraba con la separación de cosa de 6
              dedos.
               
              
            
            
              Cayó
              del tejado mucha teja, y de la torre dos bolas de piedra que servían
              de remate.
               
              
            
            
              Sintiose
              por 8 minutos, pero sin dejar otras señales de mayor desgracia.
               
              
            
            
              VILLAMAYOR
              DE SANTIAGO
               
              
            
            
              En
              observancia y exacto cumplimiento de la superior Orden que V. S.
              nos comunica del Ilustrísimo Señor Obispo, Gobernador del Real y
              Supremo Consejo de Castilla, decimos:
               
              
            
            
              Que
              la mañana del día 1 del corriente, a hora de entre nueve y diez,
              se sintió en toda esta villa, y su término el terremoto o
              temblor de tierra que menciona, el que duró por espacio de medio
              cuarto de hora, acompañado de un trueno subterráneo profundo de
              la misma duración, en el que se estremeció la tierra, casas y
              edificios, con tres o cuatro vaivenes. Y en la Iglesia parroquial
              hizo una quiebra y desplomó una de sus columnas, y otra una de
              sus paredes maestras, y desprendimiento  de bóveda, de
              suerte que está expuesta a una gran ruina.
               
              
            
            
              Las
              cosas que había pendientes o colgadas en dichos edificios,
              estuvieron balanceando mucho tiempo a un lado y otro hasta que
              cobraron su equilibrio.
               
              
            
            
              Y
              a diferentes personas se les conmovió el cuerpo y perturbó la
              cabeza, pero (bendito Dios) no pereció alguna.
               
              
            
            
              Y
              no tenemos noticia se hubiese antes predicho o previsto; sí sólo
              el que en la ocasión hubo una gran consternación y temor en
              todos los habitantes de este pueblo.
               
              
            
            
              Que
              es lo que tenemos que informar en el asunto y rogar a Dios guarde
              a V. S. muchos años.
               
              
            
            
              Villamayor
              de Santiago, noviembre a 22 de 1755.
               
              
            
            
              Besan
              la mano de V. S. sus mayores servidores,
               
              
            
            
              Don
              Baltasar Francisco Ladrón de Guevara, Agustín Joseph .....(?) de
              Araque
               
              
            
            
              HORCAJO
              DE SANTIAGO
               
              
            
            
              No
              varió en hora ni duración; el estremecimiento de los Edificios
              fue violentísimo, tanto que se desprendieron dos piedras grandes
              de las Bóvedas de la Parroquia de las cuales la una maltrató
              peligrosamente a una mujer. Cayeron también la Cruz y Veleta que
              estaban sobre el frontispicio de su torre.
               
              
            
            
              El
              todo de la Iglesia quedó tan quebrantado, que con el temor de su
              ruina se celebran los oficios divinos en algunas Ermitas. Los
              Peritos evaluaron el daño en 21.719 reales de vellón
               
              
            
            
              Finalmente
              y dado lo detallado y descriptivo del relato, quiero recoger la
              contestación enviada por el pueblo de Chinchilla de Montearagón
              (Albacete), más lejano del epicentro que Corral de Almaguer:
               
              
            
            
              CHINCHILLA
              (Albacete)
               
              
            
            
              Ilustrísimo
              Señor:
               
              
            
            
              En
              carta de 8 del corriente me manda V. I. le dé cuenta si en esta
              ciudad y villas de su Partido se ha notado el espantoso terremoto
              que en el día primero del mismo se experimentó en esa Corte,
              informando al mismo tiempo de todas las circunstancias que hayan
              ocurrido en él, y comunicando a las villas principales este aviso
              para la más exacta averiguación de lo que se haya observado de más
              notable; por ser así del agrado de S. M., cuya natural piedad
              quiere condolerse en las inauditas aflicciones que en los sucesos
              presentes han padecido sus vasallos.
               
              
            
            
              En
              el día de todos Santos, primero de noviembre, y como a hora de
              las diez, estando congregada la mayor y mejor parte del pueblo en
              la Iglesia parroquial de esta ciudad, para oir misa conventual, el
              sacerdote y diáconos que la celebraban, al llegar al Sanctus
              observaron que las velas y ramilletes del altar tenían un
              movimiento extraordinario, pero sin hacer reflexión, creyendo que
              fuese algún aire o alguna otra causa que no advirtieron
              prosiguieron el Canon, bien que turbado ya el sacerdote que le decía;
              los que asistían en el coro, también sacerdotes, como estaban más
              desembarazados, vieron que en los arcos de la Iglesia, los bancos
              y tarimas donde estaban de rodillas, se movían de tal modo que
              todo parecía venirse a tierra; alguno que se había hallado en
              otros terremotos y le graduó por tal, calló y sufrió, y los que
              no le conocieron por temblor de tierra creyeron ser debilidad de
              su cabeza, defecto de una terrible angustia que los poseía.
               
              
            
            
              Los
              que estábamos en el cuerpo de la Iglesia y no habíamos visto
              otra vez estos sucesos, como estábamos tan apiñados por el mucho
              concurso, con el ruido del órgano, la música y aquella natural
              devoción que se tiene al querer alzar a Su Majestad, no
              percibimos los movimientos de los arcos, paredes, retablos ni de
              otra cosa alguna, pero nos acometió a todos universalmente una
              tan gran conmoción de cuerpo y tal turbación de cabeza, que cada
              uno pensaba para sí que le iba a entrar una grande angustia para
              morirse o poco menos, pero como nos hallábamos en un paso tan
              serio y devoto como el de alzar a nuestro Amo, todo el mundo
              batallaba consigo para mantenerse y no alborotar la Iglesia. A
              este tiempo elevó la hostia el sacerdote, consagró el cáliz y
              al hacer la genuflexión para celebrarle, no pudiendo levantarse,
              arrimó la cabeza al saltar, se asió fuertemente de él, y en
              esta postura se estuvo más de medio cuarto de hora.
               
              
            
            
              En
              este tiempo, dicen, se abrió tres o cuatro veces un gran tabicón
              sobre el que se funda la media naranja y comenzaron a caer
              pedacicos de yeso menudo como cuando graniza y algunos bastantes
              grandes, de modo que, atemorizados todos y como estaban ya
              inquietos en su interior, sin hablar palabra y sin libertad se
              echaron a huir y salirse de la Iglesia.
               
              
            
            
              Yo,
              que estaba algo retirado hacia un colateral, asido a una reja
              porque no me pude mantener, pregunté lo que era, y me
              respondieron «que se hundía la Capilla mayor», y a este tiempo
              se oyó un estallido tan fuerte de todo el maderaje que pareció
              un trueno muy grande, y desprendiéndose segunda vez otra porción
              de la yesería todos procuramos atropelladamente buscar la puerta,
              y aunque al salir estábamos mirando el agua de las pilas, que se
              salía a borbotones sin moverla nadie, jamás pensamos en tal
              terremoto.
               
              
            
            
              Las
              mujeres que, según costumbre, estaban en las sepulturas de sus
              maridos, padres y parientes, padecieron mucho, se acongojaron y
              asustaron infinitas y han tenido que hacer después de muchos días;
              porque como estaban sentadas y percibían más inmediatamente los
              extraños movimientos de la tierra y no se les ofreció tal
              terremoto, se persuadieron a que eran los difuntos que las
              avisaban y pedían sufragios y oraciones y como al fijarse en este
              pensamiento advirtieron el tropel de la gente que se avanzaba a la
              calle, unas se quedaron desmayadas, y otras, atemorizadas y
              espantadas, se dieron también a huir.
               
              
            
            
              La
              gente, que estaba fuera en los pórticos de la Iglesia y
              soportales de la Plaza y vieron las columnas y paredes que se movían
              y que ellos también se caían, llenos de temor se arrojaron al
              raso de la plaza, desde donde percibían un ruido muy grande como
              de muchas galeras, pero sin saber de dónde venía, y estuvieron
              observando desde allí los movimientos de los pórticos, de la
              Iglesia y de la torre.
               
              
            
            
              Las
              personas que estaban en sus casas, al ver la conmoción de las
              paredes, arcas, mesas y cuanto trasto había en ellas, se salieron
              espantadas a buscar la calle.
               
              
            
            
              Los
              pozos traían tal alboroto en sus aguas que ponían terror, muchos
              se quebraron y muchos, aunque muy profundos, hicieron brotar sus
              aguas hasta vaciarse.
               
              
            
            
              Los
              que estaban en el campo observaron los mismos movimientos en los
              árboles que se movían sin saber por qué; percibieron el mismo
              gran ruido, como de galeras, y volviendo la cabeza, como es
              natural, sin ver nada, atemorizados y sin poderse mantener de pies
              se caían en la tierra.
               
              
            
            
              En
              el convento de Nuestro Padre Santo Domingo sucedió lo mismo; al oír
              crujir todas las maderas y ver los movimientos de los retablos,
              paredes y columnas, todos desampararon la Iglesia.
               
              
            
            
              La
              confusión y asombro de las gentes duró como media hora, al cabo
              de lo cual entramos en la Iglesia a dar gracias a Nuestro Señor,
              y oír misa. Y reconociendo yo el inmenso favor que había debido
              todo este pueblo a la infinita Misericordia de Dios Nuestro Señor,
              libertándonos de tan manifiesto peligro, sin haber sucedido
              desgracia alguna, debiéndolo todo a la poderosa intercesión de
              María Santísima de las Nieves, Nuestra Patrona, en la misma hora
              junté la Ciudad, y dispuse se votase una función en acción de
              gracias a esta amantísima Señora, y para que nos libertase en
              adelante de semejantes conflictos, la que se celebró en el
              inmediato día con la mayor solemnidad y gusto y no sin lágrimas
              de su devotísimo pueblo.
               
              
            
            
              Nuestro
              Señor guarde a V. I. muchos años
               
              
            
            
              Chinchilla
              noviembre 12, de 1755.Besa la mano de V. I. su más atento
              servidor: Melchor Antonio de Olasso
               
              
            
            
              Como
              podemos apreciar por los testimonios recogidos en los pueblos
              vecinos, el terremoto no sólo se dejó sentir con fuerza entre
              los habitantes de la Mancha, sino que produjo numerosos derrumbes
              en casas y edificios oficiales. Prácticamente todas las iglesias
              construidas en piedra y mampostería sufrieron algún tipo de
              desperfecto (Las grietas en la iglesia de Corral de Almaguer y en
              la ermita de la Virgen de la Muela fueron evidentes hasta hace
              pocos años) por lo que nos podemos imaginar el daño que debieron
              sufrir las ermitas, edificadas con materiales mucho más pobres.
               
              
            
            
              Esta
              fue la causa más probable del incendio y posterior derrumbe de la
              ermita más antigua de la población, la de Nuestra Señora del
              Campo (en el cerro de Altovela), así como del hundimiento de la bóveda
              del humilladero de la Piedad, en la salida del camino de
              Villanueva, que lo abocó a su total abandono. Finalmente, y
              relacionado con la investigación que nos ocupa, estamos seguros
              que el terremoto fue el causante de los graves daños
              estructurales que llevaron al cierre de la ermita de San Sebastián
              y su posterior hundimiento para evitar desgracias personales.
               
              
            
            
              Con
              el derribo de la primitiva ermita mudéjar de San Sebastián,
              desapareció una de las edificaciones religiosas más antiguas y
              emblemáticas de la localidad, construida con el esfuerzo de todos
              los habitantes de la villa. Su lugar sería ocupado, pocas décadas
              después, por la actual ermita, edificada bajo planos de alguno de
              los muchos arquitectos españoles del neoclásico (Silvestre Pérez,
              Manuel Martín Rodríguez -sobrino de Ventura Rodríguez-, José
              Miguel Toraya, Guillermo Casanova, Juan Antonio Cuervo o Francisco
              Vicente Quirós), presentes en nuestra villa por esas fechas para
              llevar a cabo diversos planos y proyectos arquitectónicos
              (Canalización del Riansares, finalización de las obras del
              actual Ayuntamiento, Coro, Presbiterio y varios arreglos en la
              Iglesia Parroquial).
               
              
              
              
              
              
                
                  
              
              
            
            |  | 
| Nueva ermita de San Sebastián y San Antón a mediados del siglo XX | 
              La
              diferencia entre la antigua y la nueva ermita, radica en que la
              antigua fue costeada con el esfuerzo de todos los vecinos,
              mientras la nueva lo fue por el poderoso gremio de ganaderos,
              integrado en su mayoría por las personas más acaudaladas de la
              localidad. Y puesto que fueron ellos los que donaron los fondos
              para levantar la nueva ermita, ellos impusieron que la nueva
              edificación debía albergar la imagen de San Antón, patrón de
              los ganaderos y protector de los animales, y que su fiesta se debía
              celebrar alrededor de la ermita.
               
              
            
            
              Esta
              fue la causa de que, con el paso de los siglos, la titularidad de
              San Sebastián fuera quedando relegada a un segundo plano en
              beneficio del patrón de los animales San Antón y que en su honor
              se celebrasen y celebren las principales fiestas del barrio. Y
              aunque la ermita y el arrabal siguen estando bajo la advocación
              del santo protector de las epidemias y pestes, si preguntamos a
              los vecinos nos dirán que viven en San Antón y que van a oír
              misa a la ermita de San Antón. 
               
              
              
              
              
              
              
                
                  
              
              
              
              
              
            |  | 
| La ermita de San Sebastián y San Antón en la actualidad (cortesía Victoria Navarro) | 
                Rufino
                Rojo García-Lajara
              
              
                (septiembre
                de 2019)
              
            
                todos
                los derechos reservados
                
                
                
                  
                  
                
                
                  
                  
                
                
                  
                  
                
                
                  
                  
                
                
                  
                  
                
                
                
              
            
                  Bibliografía
                
                
                  .- Archivo Histórico Nacional.
                  Sección de Ordenes Militares. Orden de Santiago. Libros de
                  Visitas. Visitas del Corral de Almaguer, Años:
                  1494,1498,1500,1509,1511,1528,1555 y 1603
                
                
                  .- V. Amasuno, Marcelino.
                  Cronología de la Peste en la Corona de Castilla durante la
                  segunda mitad del Siglo XIV. Mc Gill. University Montreal.
                  Ediciones de la Universidad de Salamanca. . Revista de
                  Historia Medieval. Nº 12 Año 1994
                
                
                  .- Martínez Solares, J. Manuel.
                  Los efectos en España del Terremoto de Lisboa. Dirección
                  General del Instituto Geográfico Nacional. Año 2001
                
                
                  .- Rojo García-Lajara, R.
                  Grandezas y bajezas de la aristocracia corraleña del siglo
                  XVI. Editorial Círculo Rojo. Año 2012.
                
                
                  .- Rojo García-Lajara, R.
                  Historia de la muy noble y leal villa de Corral de Almaguer.
                  Editorial Madripapel. Año 1991.