Introducción
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La ermita de San Sebastián alrededor de 1980 |
La primera ermita de San Sebastián de Corral de Almaguer se erigió como consecuencia de un terrible acontecimiento a escala mundial y su desaparición vendría condicionada –tres siglos después- por otra gran hecatombe que sembraría de muerte y destrucción la Península Ibérica. Curiosamente, en el intervalo que media entre su nacimiento y su destrucción, un barrio entero surgiría a su alrededor, hasta convertirse con el tiempo en un enorme arrabal con personalidad e identidad propia, que acabaría compitiendo con el resto de la población e incluso llegaría a contar con alcalde pedáneo. Pero vayamos por partes.
Los
Orígenes
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Mapa de expansión de la Peste Bubónica |
A
mediados del siglo XIV y concretamente entre los años 1346 y
1347, una terrible epidemia de Peste bubónica –también
conocida como como Peste Negra- hizo aparición en Asia y
se extendió como la pólvora por todos los reinos europeos. Los
barcos genoveses y venecianos –intermediarios entre Asia y
Europa- ejercieron de involuntarios portadores de la enfermedad,
al llevar entre sus valiosas mercancía ratas infestadas de pulgas
con la bacteria de la peste, que inocularon a los marineros en sus
picaduras. A partir de ahí, la enfermedad se extendió con
tremenda rapidez (como la peste recogería el dicho a
partir de entonces) dada la escasa y mala alimentación de los
seres humanos de aquellos tiempos, la falta de medidas higiénicas
y la rudimentaria medicina de la época.
La
Pandemia de Peste Bubónica afectó a toda Asia, Europa y África
Mediterránea, provocando la mayor mortandad de la historia del
ser humano. Se estima que murieron entre 65 y 100 millones de
personas, es decir: un tercio de la humanidad. Las
consecuencias fueron catastróficas para buena parte de los
habitantes del planeta en todos los frentes, tanto económicos
como sociales, de forma que la escasez de personas, unidas al caos
y el abandono de las tierras, casas y animales, hundieron la
economía hasta límites insospechados, extendiendo el hambre y la
miseria por todo el mundo conocido y marcando un antes y un después
en la vida de los hombres. Por otro lado, las escenas dramáticas
que se vivieron fueron de tal magnitud y crudeza, que desde
entonces se instaló en el inconsciente humano un terror visceral
hacia las llamadas "pestes o pestilencias", que perduraría
a lo largo de la historia.
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Aspecto del cuello en la Peste Bubónica |
La
peste bubónica,
denominada así por los bubones o enormes ganglios repletos de pus
que se formaban en las ingles, cuello y axilas, se hizo presente
en la península Ibérica desde mediados de 1348 y perduraría
hasta 1351. Un fraile agustino comentaba en sus escritos: “Los
más escupían sangre, otros tenían en el cuerpo manchas rojas y
oscuras y de estos ninguno escapaba. Otros tenían apostemas o
estrumas en las ingles o bajo las axilas y de éstos algunos
escapaban (…) y hay que saber que estos enfermos eran muy
contagiosos y que casi todos los que cuidaban los enfermos, morían,
así como los sacerdotes que recogían las confesiones”.
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Aspecto de la variedad septicémica o Peste Negra |
El
desconocimiento absoluto de las causas y forma de propagación,
unido a la inexistencia de armas para luchar contra la enfermedad,
hizo que buena parte de las personas lo tomasen como castigo
divino y se encomendasen al cielo en busca de las soluciones que
no encontraban en la tierra. En otras ocasiones tomaron el camino
más corto y buscaron chivos expiatorios a los que culpar de todos
los males. Este fue el caso, una vez más, de la minoría judía,
por cierto muy numerosa en Corral de Almaguer. Como consecuencia
de todo ello, en las décadas posteriores a la epidemia se
produjeron numerosas matanzas de judíos y se erigieron ermitas
por doquier al más famoso de los santos abogados contra la peste. San
Sebastián.
La
ermita de San Sebastián
No
sería hasta bien entrado el siglo XV (entre 1430-1450) cuando,
tras una penosísima recuperación de la economía y relativa
normalización de la vida diaria, se decidiese levantar la ermita
de San Sebastián. Algo que hicieron en muchos municipios españoles,
dado que el recuerdo de la Peste Negra atormentaba a los
supervivientes de la epidemia y sus descendientes. Lo singular de
la ermita de San Sebastián de Corral de Almaguer, radica en
quienes la sufragaron y el lugar elegido para su construcción.
Y
es que esta primera ermita de San Sebastián (desaparecida en el
siglo XVIII) no contó con un gremio que la sustentase al estilo
de las demás ermitas del término, sino que fue erigida por
cuestación popular y únicamente con las limosnas de los vecinos
de la población. Esta circunstancia iba a incidir negativamente
en la construcción del edificio, pues la falta de donaciones en
los años de malas cosechas, iba a dilatar en el tiempo la
edificación y producir no pocos derrumbes por falta de
consolidación de lo avanzado cada año. Pero veamos cómo nos lo
describen los viejos textos de la Orden de Santiago.
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Documento más antiguo conservado |
El documento más antiguo procede del año 1494 y apenas recoge una frase: “En término de la dicha villa hay una hermita de la advocación del señor San Sebastián, la qual no tiene ninguna renta salvo las limosnas del baçín”. Es decir: que al contrario de las demás ermitas del término, la de San Sebastián no contaba con pedazos de tierra asociados, de cuya producción se pudiera beneficiar la edificación que se venía realizando desde hacía ya décadas y que parecía no tener fin.
En
la siguiente descripción, cuatro años después (1498),
se nos sigue informando de la pobreza de la ermita y de que
incluso el mayordomo había tenido que poner dinero de su propio
bolsillo para pagar los pequeños gastos de mantenimiento:
Hay
otra hermita que se dice de San Sebastián, la qual no tiene renta
ninguna. E fue tomada cuenta de lo que rinde el baçín de la
dicha ermita a Juan García Palomero, mayordomo que es, e halló
que tiene gastados quinientos e treinta e ocho maravedíes más de
los que tiene rescibidos.

Dos
años después (1500),
los documentos nos hablan de que la ermita se encontraba rodeada
por un haza de tierra, como de una fanega, en la que no se
sembraba cosa alguna y que daría lugar al recinto amurallado que
se conservó hasta hace pocos años:
Hay
otra hermita en término de la dicha villa, que se dice de la
advocación de Sant Sebastián, la qual no tiene renta ninguna. Es
mayordomo della Pero López Sancho, al qual se tomó cuenta de lo
que había rentado el baçín hasta este dicho día e de lo que
había gastado en reparos de la dicha hermita.
El
qual dicho mayordomo alcançó a la dicha hermita e había gastado
demás de lo que el baçín había rentado, por ciento e quatorze
maravedíes de los quales se le ha de entregar de lo que rentare
el dicho baçín.
Tiene
de cargo la dicha hermita, que se ha mejorado después de la
visitación pasada, una haza junto con la dicha hermita, que
alinda con haza de Briceño, e face una fanega.
Ytem
una alfombra vieja e un par de sábanas de lino mediadas e otro
par de sábanas viejas y otro par mediadas. Un par de manteles
viejos. Dos pares de hazalejas labradas de raso, un pedazo de sábana
con una cinta blanca. Un frontal de guadameçal. Una cortina
azafranada. Otra cortina azul vieja, e un almaizar viejo.
Queda
el cargo de la dicha mayordomía en el dicho Pero López Sancho,
porque la procura bien.

Pasarían
nueve años hasta el siguiente documento (1509) en
el que se van a dejar traslucir las evidentes mejoras que se
estaban produciendo en la economía del reino en general y en la
de la población en particular. Si anteriormente los mayordomos
tenían que adelantar dinero de su propio bolsillo, en esta ocasión
las limosnas habían aumentado considerablemente, hasta el punto
de existir un remanente que permitía acometer ciertas obras de
mejora en el mantenimiento de la inacabada ermita. Se evidencian
además numerosas donaciones monetarias procedentes de testamentos
de vecinos fallecidos, así como de objetos materiales ofrecidos
para su decoración:
Hermita
de San Sebastián
Ay
en término de la dicha villa, otra hermita de la advocación de
San Sebastián Tiene en una parte el hastial que sale al camino caído,
e tiene mucha necesidad de reparo. No tiene posesiones ningunas
salvo las limosnas de la buena gente.
Cuenta
del Mayordomo
Hallóse
por mayordomo a Bartolomé Sánchez Celemín, vecino de la dicha
villa, el qual fue encargado de la mayordomía por el Concejo de
la dicha villa. Paresce por la cuenta que el Prior de Uclés don
Antonio de Ordás le tomó en el mes de febrero de quinientos e
seis años, que le alcançó por setecientos setenta e dos maravedíes
en dineros.
Más
le hizo cargo el dicho Prior de doscientos e noventa y cinco
maravedíes que le dejaron cargo que cobrase de los testamentos,
quando el dicho Prior le tomó la cuenta.
Hízosele
más cargo de mil e seiscientos e treinta e ocho maravedíes que
paresce que ha cobrado por la dicha hermita después de que le fue
tomada la dicha cuenta hasta hoy.
Así
que montan los maravedíes de dicho cargo que se hizo al dicho
mayordomo, dos mil e seiscientos e setenta e cinco maravedíes.
Descargo
Dio
por descargo el dicho mayordomo que había gastado en cosas que
cumplen a la dicha hermita hasta hoy, mil e ciento e cincuenta y
tres maravedíes.
Alcance
Así
que, descontados los dichos mil e ciento cincuenta e tres maravedíes,
de los maravedíes del dicho cargo que se le hizo, queda que es
alcançado el dicho mayordomo por mil e quinientos e veinte e dos
maravedíes en los quales los señores visitadores le condenaron e
mandaron que dentro de nueve días primeros siguientes, los de y
pague a quien por la dicha hermita lo oviere de haber, la qual
sentencia consintió. Testigos: Alonso García, alcalde, e Alonso
Madero, vecino del Corral
Mandatos
Óvose
información que el dicho mayordomo es buena persona e abonada e
dexáronle por mayordomo, testigos los dichos vecinos. Y mandáronle
que gaste los maravedíes de dicho alcançe en labores de la dicha
iglesia lo que bastare. Testigos, los dichos.
Queda
para la dicha hermita una buena lámpara con su baçín de latón
que compró el dicho mayordomo y se le recibió por descargo.
Un
emplazamiento diferente
La
otra característica que distinguía a la ermita de San Sebastián
del resto de ermitas y humilladeros construidos a las salidas de
los caminos de la población, era su localización. Y es que al
decidir situar la ermita en la principal vía de comunicación del
municipio, que unía Corral de Almaguer con la entonces capital
del priorato de Uclés (Ocaña) y con la capital del Reino
(Toledo), se encontraron con que no existía un lugar sólido
cercano a las murallas donde poder construirla, dado que la franja
pegada a las mencionadas cercas o murallas -conocida como las
tenerías- se inundaba con demasiada frecuencia y había sido
utilizada como foso en la pasada guerra civil entre los
partidarios de la Reina Isabel la Católica y los de su sobrina
Juana la Beltraneja. Es por ello que decidieron levantar la ermita
a 500 metros de la población, o “a dos tiros de
ballesta” como se decía por aquellos tiempos, en un
pequeño cerro elevado que salvaba la enorme vega o vaguada que
formaba el río Riansares a su paso por el municipio. El lugar no
era cómodo, pues para llegar a él se necesitaba atravesar el único
puente de la localidad o vadear el río, pero el montículo
lindaba justamente con el mencionado camino de Ocaña y por su
altura se encontraba libre de las peligrosas y recurrentes
inundaciones del Riansares

Precisamente,
el siguiente documento -fechado
en 1511 y quemado en parte- nos va a
proporcionar abundante información sobre todo lo anterior. Los
escritos nos van a aportar detalles sobre su ubicación, además
de numerosos datos sobre su morfología, el estilo en el que fue
construida, ciertas noticias sobre sus estructuras y aspecto
exterior, así como los problemas que arrastraba desde hacía
bastantes décadas, por haber quedado inacabada.
San
Sebastián
Otrosí
visitaron otra hermita de San Sebastián que está a dos tiros de
ballesta de la dicha villa. Es una iglesia de tres naves maderada
de tosco. E la nave del medio es muy luenga e las otras dos no
llegan más de hasta la mitad. E hallaron que hay un pedazo de
pared caída e otro pedazo del tejado descubierto. Hay una capilla
redonda bien maderada de pino acepillado y en ella un altar con
una imagen de Nuestra Señora e otra de San Sebastián bien….
(quemado)
……de
la dicha capilla. Hay otro altar con un retablillo viejo de pincel
e sus manteles e frontal de guadamezal. E tiene la dicha iglesia
sus buenas puertas e cerradura e junto a ella está una casilla
para el hermitaño e un poco desviado está otra casa caída con
un corral cerrado delante e sus puertas e un pozo en medio.
Cuentas
del mayordomo e cargo
E
tomaron cuenta a Bartolomé Sánchez Celemín que hallaron por
mayordomo de la dicha hermita, de todo lo que ha rentado el baçín
e mandas que se facen en los testamentos, porque no hallaron que
tiene la dicha hermita otra renta ni posesiones algunas. E fecho
cargo del alcance de atrás e de todo lo que después ha
aparescido e rescibido, que montó todo ello juntamente, tres mil
e seiscientos e ochenta e cinco maravedíes e medio, segund queda
todo formado de mí el dicho notario, en su libro de quentas
Descargo
De
los quales le descontaron que dio al sacristán de la paga de su
salario…
(quemado)
Alcance
E
sacado el gasto del recibo, fue alcanzado el dicho mayordomo por
tres mil e quinientos e quarenta e nueve maravedíes e medio en
los quales le condenaron, y él lo consintió e signó la dicha
cuenta jurada ante los dichos cura e oficiales e por acuerdo de
los quales se quedó por mayordomo, e mandáronle faga del dicho
alcance las cosas siguientes:
Mandatos
Primeramente
le mandaron que haga cubrir el pedazo del tejado que está caído
en la dicha hermita e haga facer la pared que está caída e
reparar los arcos que tienen necesidad, de manera que queden
saneados e que en esto gaste el dicho su alcance hasta a donde
bastare, antes de que entre el invierno, so pena que si por no los
reparar en el tiempo recibieren más daño, que él sea obligado
al saneamiento dello.
La
primera Ermita de San Sebastián, una edificación mudéjar
A
tenor de los datos contenidos en el documento anterior, podemos
deducir que la primitiva ermita de San Sebastián no fue un simple
humilladero como los construidos en las afueras de las
poblaciones, sino una edificación religiosa en toda regla y además
dotada de ciertas dimensiones, dado que según los escritos
constaba de tres cuerpos o naves. Un cuerpo central “muy
luengo” o largo y dos laterales construidos sólo hasta la mitad
del anterior. Sabemos igualmente que esos cuerpos o naves se
encontraban separados por arcos de sustentación y que los
forjados de las cubiertas estaban enmaderados con pino tosco, lo
que se traducía por aquellos tiempos en una techumbre o armadura
de par e hilera.
Otro
detalle importante que nos va a ayudar a descubrir el estilo en el
que había sido construida la ermita, es el hecho de que la
capilla principal (que se correspondía con el ábside y contenía
el altar, el retablo principal y las principales imágenes), era
redonda y se encontraba cubierta por una armadura redondeada de
madera tallada “bien maderada de pino acepillado”.
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Recreación
de la ermita de San Sebastián a comienzos del siglo XVI,
con las naves laterales aún sin terminar (Cortesía Luis Solano) |
Es
decir: que nos encontramos ante una edificación típicamente mudéjar,
construida con materiales pobres, al igual que la mayoría de las
edificaciones religiosas de la comarca. La Mancha es una zona
escasa en elementos de cantería, por lo que los alarifes
musulmanes y moriscos, auténticos creadores de la arquitectura
popular de nuestra tierra, utilizaron materiales sencillos -como
la tierra prensada, el barro y el ladrillo- como elementos
estructurales, reservando las escasas piedras para cimentaciones,
esquinas y contrafuertes. La primitiva ermita de San Sebastián,
fue por lo tanto una edificación religiosa construida a base de
tapial en los paramentos exteriores y de ladrillo en los elementos
de sustentación (arcos). Las cubiertas de las naves estaban
enmaderadas con maderas toscas dispuestos con la sencilla técnica
de “par e hilera” y de vez en cuando algunos tirantes de
sujeción, mientras la zona principal o capilla del Santo, se
encontraba embellecida por un hermoso artesonado mudéjar de forma
redondeada u ochavada, con bellos entrelazados de lacería geométrica.
Esta
era la técnica utilizada desde siglos por los especializados
alarifes musulmanes y posteriormente por los vecinos moriscos que
permanecieron en la población (principales albañiles de la
localidad) y la que calaría y daría personalidad a los
principales edificios civiles y religiosos de la zona y a toda la
arquitectura popular manchega en general hasta hace pocas décadas.

La
confirmación de todo lo anterior, viene recogida en la siguiente
descripción de la ermita, procedente del año 1515.
Visitación
de la Hermita de San Sebastián
E
después de lo susodicho, en veinte e siete días del dicho mes de
abril, año susodicho, los dichos visitadores fueron a visitar la
hermita de San Sebastián, que es fuera de la dicha villa, junto
al camino de Ocaña. La qual es de una nave grande e otras dos
naves pequeñas. Está maderada de madera de pino tosco e está un
pedazo della al cabo descubierta de la nave principal, e ansímismo
en la otra nave de hacia la parte del monte, está descubierto
otro poco e hundido el tejado, e está todo para se caer.
Tiene
una capilla redonda con sus paredes de yeso, maderada e cubierta
de madera de pino labrado. Tiene un altar, y en él está colgado
un paño pintado de la quinta angustia y la imagen de San Sebastián.
Y abaxo en el altar, está una imagen de Nuestra Señora de bulto
con una camisa labrada e unas faldillas blancas e otras coloradas.
E hay una imagen de San Sebastián de bulto. Está el altar con
sus manteles limpios e una palia con una cruz negra e un frontal
de lienzo pintado y en las gradas una alhombra vieja
Fuera
de la dicha capilla está otro altar pequeño en que hay dos
retablos de madera pequeñitos, muy antiguos, ambos dos de la
historia de Sant Sebastián. Tiene el dicho altar unos manteles
limpios e un frontal de guadameçal. Al cabo de la dicha iglesia,
en una nave, hay unos …?. Tiene la dicha iglesia sus buenas
puertas e cerradura e junto a ella tiene un corral grande, que está
cercado alguna part, de dos tapias en alto y en este está una
casilla para el santero. Tiene cargo de la dicha hermita Bartolomé
Sánchez Celemín, al qual pidieron quenta e la dio en la forma
siguiente:
Cuenta
del Mayordomo
Los
dichos visitadores tomaron cuenta a Bartolomé Sánchez Celemín,
vecino de la dicha villa, al qual hallaron por mayordomo de la
dicha hermita, e fallaron que recibió así del alcance que contra
él se hizo por los visitadores pasados, como de todo lo que demás
hasta hoy ha recibido, así de limosnas, como de otras cosas, que
montó el dicho su cargo, quatro mil e quinientos e ochenta
maravedíes e medio
Descargo
El
dicho Bartolomé Sánchez mostró haber gastado e le fue recibido
en cuenta, en reparar la capilla que se quería caer y en aceite y
en veinte tirantes que tiene comprados nuevos y en cierta teja que
compró para retejar, segund fue visto por su libro, tres mil e
ciento e setenta e nueve maravedíes
Es
alcanzado el dicho Bartolomé Sánchez Celemín, por mil e
quatrocientos e un maravedíes e medio, en los quales fue
condenado a que los de y pague luego a la dicha hermita. E juró
en forma, ser buena la dicha cuenta, leal e verdadera e que en
ella no ovo fraude alguno.
E
porque le hallaron que era hombre fiel el dicho mayordomo e
persona llana e abonada, repusiéronle en la dicha mayordomía e
mandáronle que usase el dicho oficio de hoy en adelante, el qual
lo acebtó e le mandaron que por la iglesia e por la villa, al
tiempo de limpiar el pan, ande por las eras a coger pan entre la
buena gente para acabar de reparar e hacer la dicha hermita e,
junto con él, ande Bartolomé Sánchez Botija, vecino de la dicha
villa, el qual acebtó el dicho cargo de andar con el dicho
Bartolomé Sánchez. Testigos: Martín Guerrero e Juan Guerrero,
vecinos de la dicha villa
Queda
más para la dicha hermita, veinte tirantes que el dicho Bartolomé
Sánchez dio comprados en su gasto e quedan para la obra de la
dicha hermita, junto con el dicho alcance, de los quales se le
hace cargo al dicho Bartolomé Sánchez Celemín.
La
novedad de la presente descripción, radica en el hecho de que los
visitadores de la Orden de Santiago, en paralelo con la gran
mejora económica que se dejaba notar en todo el Reino y de la que
no era ajena nuestra comarca, acuciasen al mayordomo para que
aprovechase y finalizase la ermita de una vez por todas
(recordemos que las dos naves laterales estaban todavía sin
terminar). Para ello y como ayuda, los visitadores concedieron
permiso al mayordomo para pedir pan (trigo) por las eras en época
de cosecha y utilizar su venta para la finalización de la ermita.
En los siguientes años recaudó una media de 8 fanegas y 4
celemines de trigo anuales, que le reportaron a la ermita
alrededor de 1.000 maravedíes por temporada. Esto supuso un gran
espaldarazo a los esfuerzos de Bartolomé Sánchez Celemín
(mayordomo de la ermita natural de Villanueva de Alcardete y
primer vecino con el apellido Sánchez Celemín en Corral de
Almaguer), que ya había puesto manos a la obra con la compra de
20 tirantes de madera.

El
resultado fue un gran avance hacia la terminación definitiva de
las obras y la construcción de una casilla para el ermitaño. Un
documento fechado en 1528 lo describe de la siguiente manera:
Sant
Sebastián
Visitóse
la hermita de Sant Sebastián, la qual está fuera de la dicha
villa, cerca della. Es de tres naves, aunque la una está la mitad
por se acabar. Las paredes son de tierra cubierta de madera de
pino. Hay en ella tres altares, en el mayor está la imagen de
Nuestra Señora e Sant Sebastián e Santa Catalina, todas tres de
bulto. La imagen de Nuestra Señora tiene una faldilla de grana
vieja, e una corona de madera dorada, e la imagen de Santa
Catalina una ropa de paño negro e una camisa. Y en el altar mayor
está un frontal pintado e unos manteles. Y en el otro altar que
está a la mano derecha está una imagen de bulto, e un frontal e
unos manteles y el otro altar está sin ninguna cosa. Tiene esta
hermita una lámpara de açofar y un esquilón y dos candeleros de
madera
Junto
a la puerta de la dicha hermita hay una casa con una chimenea, e
apartada desto hay otra para el santero, con una chimenea e un
cercado en derredor de la casa
Posesiones
Tiene
la dicha hermita una haza, linderos la casa de Villareal, e
tierras de Alonso Muñoz
Quenta
del mayordomo y cargo
Viéronse
las quentas de los mayordomos que han sido de la dicha hermita
desde los visitadores pasados, e pasando los alcances de unos en
otros. E hizo cargo a Alonso Díaz Garçón, mayordomo de la dicha
hermita, de ochocientos e noventa e quatro maravedíes por que fue
alcanzado Pedro de Montealegre, mayordomo que fue antes dél. E
paresce que el dicho Alonso Díaz rescibió en el tiempo de su
oficio, con el dicho alcance del mayordomo pasado, tres mil e
nuevecientos e cinquenta e nueve maravedíes e seis fanegas de
trigo.
Dice
que gastó en la dicha hermita nuevecientos y setenta y dos
maravedíes
De
manera que es alcançado el dicho mayordomo por dos mil y
nuevecientos e ochenta e siete maravedíes e por el dicho trigo
Los
dichos mayordomos juraron dichas quentas en forma, e de todo el
qual dicho alcance se hizo cargo a Pablo de Benita, mayordomo
nuevamente elegido por los alcaldes e regidores de la dicha villa,
el qual juró en forma
Mandatos
Mandóse
al dicho mayordomo que prosiga la obra de la dicha hermita, que
está principiada, que es una nave a la mano derecha, siguiéndola
conforme a la obra que viene comenzada y cubriéndola de la madera
de pino como va la nave frontera. Lo qual haga de aquí al día de
Sant Miguel de septiembre primero venidero, e que gaste el dicho
alcance e lo que más rentare, so pena de quatro ducados para
obras pías
Notificóse
este mandamiento al dicho mayordomo. Testigos Francisco López de
las Ovexas e Alonso Lozano, vecinos de la villa.
Cárganse
más al dicho mayordomo, ciento e quarenta e ocho maravedíes que
ovo del baçín el viernes Santo deste presente año.
La
ermita vio acabada su fábrica definitivamente en torno al año
1530, un siglo después de sus comienzos, generando a su alrededor
un nuevo barrio dotado de personalidad propia, que acabaría
siendo calificado por su extensión y lejanía de la villa como
Arrabal de San Sebastián. La última relación sobre el
edificio se corresponde con el año 1555, (25 años después de su
finalización) y nos dice lo siguiente:
Hermita
de San Sebastián
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La primera ermita presentaría un aspecto muy similar a este |
Quentas
del mayordomo
Viéronse
las quentas de la dicha hermita después de la visitación pasada,
e hallaron estar tomadas por el dotor Ábrego, visitador del
priorazgo de Uclés, e halláronse buenas e verdaderas, e
discurriendo de un año en otro, del presente se halló por
mayordomo de la dicha hermita de Sant Sebastián a Pero Fernández
Tercero, vecino de la dicha villa, al qual se le tomó quenta de
la forma e manera siguiente:
Primeramente
se hizo cargo de novecientos e veinte e dos maravedíes e medio,
en que fue alcanzado el dicho mayordomo en las quentas que le tomó
el dicho dotor Ábrego, visitador del dicho priorazgo de Uclés
Más
se le cargan mil e quarenta e un maravedíes e medio, que después
que tomó las quentas el dicho dotor Ábrego, visitador, hasta
agora se han llegado de limosna para la luminaria de la dicha
hermita, como pareció por su libro de recibo que dello mostró
Por
manera que montó el cargo del dicho alcance al dicho mayordomo en
la manera que dicha es: mil e novecientos e sesenta e quatro
maravedíes, como de suso parece
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El
aspecto interior de la ermita, sería muy
similar a este de Ademuz (Valencia) |
Descontada
la data del recibo, el alcance del dicho mayordomo es por mil e
ochenta e ocho maravedíes, como de suso parece. Luego el dicho
mayordomo juró en forma dichas quentas de ser ciertas e
verdaderas e que en ellas no ha habido fraude ni engaño alguno
Relación
de los mandatos
Parece
por el libro de la visitación pasada que los visitadores mandaron
al mayordomo de la dicha hermita que la tuviese bien reparada, e
no se halló bien reparada ni el mayordomo tenía para se reparar
Mandatos
al mayordomo
Mandóse
al dicho mayordomo que repare e haga trastejar toda la teja de la
dicha hermita, porque está toda maltratada que se llueve por
muchas partes, e que el tejado de la nave primera de la dicha
hermita, encima de la puerta della, lo levante e haga poner de
manera que tenga corriente, porque delante no la tiene, e ansí
por esta causa se le llueve e se hunde, lo qual haga e cumpla ansí
dentro de un año primero siguiente, so pena de dos ducados
aplicados para obras pías.
Todo
lo qual se notificó al dicho mayordomo en su persona. Testigos:
el comendador Evangelista Zahera e Antonio Ramírez, vecinos de la
dicha villa.
El
nacimiento del Arrabal de San Sebastián
Durante
el siglo XV y tras recuperarse en parte la demografía de la
población, se evidenció un problema que arrastraba el municipio
desde antes de la Peste: El
espacio
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Mapa
Geomorfológico de Corral de Almaguer, mostrando las dos
Vegas y su unión en la antigua Laguna de la Serna |
Corral
de Almaguer había sido fundado en un cerro con unas dimensiones
concretas y amurallado totalmente en su perímetro. Fuera de las
murallas quedaban las zonas bajas de la localidad, susceptibles en
todo momento de ser anegadas por las frecuentes crecidas del
Riansares y su acequia Albardana. Por otro lado, las grandes
familias eran propietarias de la mayoría de los terrenos
construibles en el interior del recinto y para colmo en esta época
era frecuente contar con corrales y hasta huertas junto a las
casas, que ocupaban buena parte de los terrenos edificables. En
conclusión: no existían zonas para construir en el interior de
las murallas y las que existían presentaban precios prohibitivos
para la gente humilde.
La
única opción pues, pasaba por construir en el exterior de las
tapias que cercaban la localidad y en lugares altos que no fueran
inundables. Desgraciadamente sólo una zona aneja a las murallas
obedecía a estos condicionantes: el naciente barrio o arrabal de
la Concepción. Sin embargo, para variar, los terrenos eran
propiedad de las grandes familias y del convento de San Diego de
Alcalá y, aunque los precios resultaban más baratos en esta
zona, seguían siendo prohibitivos para la gente más humilde de
la población, que tenía que costearse además los materiales de
la casa por muy sencillos que fueran.
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Las cuevas fueron las primeras viviendas del arrabal de S. Sebastián |
Por
lo tanto, la única alternativa que quedaba a los más pobres era
vivir a la manera rupestre o, lo que es lo mismo, de la forma más
antigua y rudimentaria utilizada por el ser humano desde su
aparición en la tierra: en cuevas excavadas por ellos.
Vivir en cuevas o silos no suponía la peor opción en cuanto a
calidad de vida, pues les aseguraban calor en invierno y frescura
en verano, pero les obligaba a alejarse de la población cientos
de metros y en zonas altas donde poder excavar con seguridad.
Estos requisitos los cumplía perfectamente el cerro donde había
sido ubicada la Ermita de San Sebastián, por lo que allí se
trasladaron los vecinos más humildes del municipio, dando lugar
al nacimiento de un nuevo barrio, que con el tiempo se convertiría
en el principal arrabal de la población.
No
pasarían muchas décadas hasta que se comenzasen a levantar las
primeras casas techadas y se configurase la calle del Santo, junto
al lado este de la ermita.
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Plano de Corral de Almaguer de 1880 donde se muestra la vieja población en morado, los nuevos barrios en azul y naranja, el arrabal de San Sebastián en rosa y la vega del Riansares en verde |
La
época de esplendor de la ermita de San Sebastián
Coincidiendo
con la bonanza económica vivida por España durante el siglo XVI
y parte del siglo XVII (reinados de Carlos I, Felipe II y Felipe
III), la ermita de San Sebastián alcanzó también su época de
mayor esplendor. Un período de riqueza generalizado para la
población, que se dejó traslucir en la finalización definitiva
de la ermita (alrededor del año 1530) y en la presencia de un
pequeño, pero suntuoso ajuar, poco habitual en este tipo de
construcciones religiosas. Los escritos de comienzos del
siglo XVII (año 1603), lo recogen de la siguiente manera:
Ermita
de San Sebastián
Visitaron
la ermita de San Sebastián que está en el arrabal de la dicha
villa, la qual es grande y muy larga, de tres naves. Y los pilares
de yeso e ripio y el techo a dos aguas. Y un altar y por retablo
un crucifijo grande y una imagen de pincel de San Sebastián. Y el
techo de la capilla en forma de media naranja enmaderado.
Juan
López Guajardo, declaró como mayordomo tener los bienes
siguientes
Ornamentos
Un
cáliz de plata con su patena, dorada la copa por de dentro
Una
casulla de tafetán carmesí, con cenefa de brocadete verde y
carmesí
Un
alba con su amito y demás aderezo dél, estola e manípulo y un
cajón donde se guarda
Una
lámpara e dos candeleros de açofar
Un
pendón de damasco carmesí nuevo
Una
alhombra y dos pares de manteles de altar y frontal de guadamecíl
y otro guadamecil para cielo. E que no tiene otros bienes
Aspecto que presentaría el artesonado de la capilla principal |
Quenta
Habiendo
revisto las quentas tomadas desde la visita última que el Prior
hizo para tomarlas al dicho mayordomo Juan López Guajardo, juró
el susodicho que las dará ciertas e sin engaño. Y se le hizo
cargo de mil e ochocientos y diez maravedíes en que él mismo fue
alcanzado en la quenta última que le fue tomada en veinte de
diciembre del año de seiscientos
Trescientos
e cinquenta maravedíes que hubo de error contra la ermita en la
dicha quenta, que había de ser esta cantidad el cargo más Ciento
e veinte e tres reales que hubo de limosnas en los tres años
destas quentas como parece por un libro memorial
Declaró
tener arrendado un quarto de la dicha ermita, en treinta reales
por año. Y lo corrido hasta San Juan deste año, haber montado
treinta e ocho reales, porque se hizo el dicho quarto de nuevo
habrá poco más de año y medio
Monta
el dicho cargo siete mil e seiscientos maravedíes
Descargo
El
descargo montó siete mil quatrocientos e ochenta maravedíes. Los
tres mil setecientos e seis maravedíes de teja e otros reparos,
con quince varas de lienzo para un alba y lo demás de aceite y
otros reparos
Y
ansí quedo alcanzado el dicho mayordomo en ciento e veinte
maravedíes y la dicha quenta aprobada por los dichos visitadores
y el dicho cargo fue recibido en el libro de la ermita
El
terremoto de Lisboa y la desaparición de la ermita
Durante
otros 150 años (siglo XVII y mitad del XVIII) permaneció la
primitiva ermita de San Sebastián sin grandes variaciones,
convirtiéndose en el centro de un floreciente barrio o arrabal
que iba creciendo en habitantes a la vez que en casas y calles. Y
aunque el siglo XVII fue época de decadencia en España y esto se
dejó sentir en el estado de conservación y abandono de muchos
edificios, no hemos encontrado por ahora ninguna referencia que
nos hable de declive o ruina de la ermita, aunque no nos
equivocamos si recogemos que las edificaciones religiosas y
civiles de la población no atravesaban su mejor momento.
En
estas circunstancias y cuando todo parecía estar dominado por la
calma y la rutina diaria, el 1 de Noviembre del año 1755,
festividad de Todos los Santos, poco antes de las 10 de la mañana
y cuando la mayoría de los vecinos asistía a alguna de las
muchas misas que se ofrecían ese día por el alma de los
difuntos, se dejó sentir un violento temblor de tierra. Un
terremoto de larga duración, entre 4 y 6 minutos (los vecinos
recogerían que no duró menos de 10), que iba a tener
consecuencias catastróficas para buena parte de la Península Ibérica
y norte de Marruecos. Un terrible seísmo de intensidad entre 8,5
y 8,7 en la escala de Richter, que iba a arruinar por completo la
ciudad de Lisboa y que, en el colmo de males, iba a verse seguido
por tres enormes tsunamis y una oleada de abrasadores
incendios (fruto de las velas y lamparillas que las gentes habían
encendido ese día en sus casas por los difuntos) que iban a
completar la destrucción. Se trataba del terrible terremoto de
Lisboa, el seísmo más devastador de la historia de Europa, que
se iba a llevar al otro mundo a cerca de 100.000 personas.
(pincha
en el vídeo)
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Enorme grieta en la Catedral de Salamanca |
CABEZAMESADA
Muy
Señor mío:
En
cumplimiento de la Orden que por V. S. se me comunica, debo decir,
como Alcalde único que en esta villa me hallo: Cómo en el día
primero del que rige, siendo como a hora de las diez de él, poco
más o menos, se experimentó en este pueblo el torromoto o
temblor de tierra.
El
cual duró como diez o doce minutos, y causó algunas quiebras en
algunos edificios y, con especialidad las Casas del Ayuntamiento,
que se encuentran bastantemente ajadas del dicho terremoto, pues
las paredes algo desniveladas, las pirámides que las mantienen se
han vencido, por lo que contemplan los más expertos de este
pueblo están amenazando estragos. Que así mismo en la Iglesia
parroquial se desunió una piedra de un crucero en la nave
derecha, cayendo mucho yeso del enlucido de la circunferencia y de
otras muchas partes de dicha Iglesia, por lo que toda la gente que
en ella se hallaba, se salieron atemorizados y asustados,
pareciendo que se venía todo el templo abajo.
Y
por lo respectivo a los pozos, fuentes y ríos, no se experimentó
por persona alguna novedad, como ni tampoco muertes ni heridas.
Y
que sólo se advirtió por muchas personas un ruido en el tiempo
que duró dicho temblor, pero sin saber por dónde venía, sin
hacer aire.
Que
es lo que en este pueblo se ha notado por todas clases de
personas, y lo que puedo informar a V. S.
Nuestro
Señor guarde a V. S. muchos años, como deseo.Cabezamesada.
Noviembre 21 de 1755 años. Besa la mano de V. S. su mayor
servidor: Antonio Martínez
QUINTANAR
DE LA ORDEN
En
cumplimiento de la Real orden de S. M. (que Dios guarde),
comunicado por el Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena,
Gobernador del Real y Supremo Consejo de Castilla, y de éste al
Señor Superintendente de Villanueva de los Infantes, con el cual,
inserto en su despacho vereda, se me ha requerido en este día,
sobre que informe en razón del terremoto sucedido en el primero
del corriente, digo:
Que
entre diez y once de la mañana, estando en la Iglesia parroquial
de esta villa congregados la mayor parte del pueblo, comenzó el
dicho terremoto con un ruido tenebroso, estremeciéndose la
tierra, y como hinchándose, de modo que a todos nos conmovió.
Y,
observado por mí que el retablo del altar mayor crujía y se movía
y las paredes del templo, me eché fuera de él, como las demás
gentes, que todos observaron lo mismo por lo muy patente que fue.
Y
conocido dicho temblor, el cual (a mi ver) duró diez minutos, y
habiendo llegado hasta la plazuela de la Cruz Verde (distante de
dicha Iglesia más de cien pasos), desde allí vi caerse de la
torre de dicha Iglesia parte de las almenillas o barandado que
tiene de piedra por coronación, las cuales cayeron sobre el
cuerpo de la Iglesia, maltratando mucho el tejado. Y una de dichas
piedras quebrantó siete tirantes, que sirven de costillas a la
cubierta de dicha Iglesia, y rompiendo (que es el único estrago
padecido en los edificios de esta villa) parece no ha de llegar su
coste a mil reales.
La
torre la observaron diferentes sujetos moverse, de Mediodía a
Norte, tanto que la campana del reloj, que está más alta que
dichas almenillas, en el hueco de un arco de piedra, al bambaneo
se tocó dentro el mazo, haciendo bastante ruido; cuyos
movimientos de dicha torre se conocieron más visiblemente en la
cruz que está por remate de su cubierta.
Temblaron,
asimismo, todos los demás edificios de ermitas y casas, grandes y
pequeñas, tan palpablemente, que a ninguna persona de
conocimiento le quedó duda.
No
sucedió desgracia alguna, pues de las piedras que cayeron de
dicha torre, las que rodaron por el tejado y cayeron sobre el pórtico
de la puerta del Sol de dicha Iglesia, (cuando aún salía
bastante gente, huyendo, atemorizada porque se creyó que toda la
Iglesia se arruinaba) y aunque tocaron a algunos en la ropa, a
ninguno ofendieron. Bendito Dios.
Las
aguas de los pozos (que hay muchos en esta villa) se alborotaron y
se subieron tanto, que alguno rebosó hasta verterse.
No
hay puentes ni río alguno en su término para haber observado los
efectos causados en ellos.
No
se observó antes de dicho terremoto, por persona alguna de las
que yo he comunicado, señal que lo indicare.
Y
sólo he oído que el miércoles 29 de octubre próximo, entre
siete y ocho de la noche, y martes 4 de este mismo, entre dos y
tres de la madrugada, que también tembló la tierra, pero que fue
terremoto transeunte, acompañado de un viento fuerte, como los
que otras veces se han observado en este país, tan momentáneos
que apenas uno u otro sujeto los han distinguido, y conocido.
No
tengo otra cosa advertida, que poder decir. Y de lo arriba dicho,
lo que yo no observé por mí, lo he entendido de personas
fidedignas.
Quintanar
de la Orden, 20 de noviembre de 1755.
Licenciado
Don Gaspar Antonio de la Guardia
SANTA
CRUZ DE LA ZARZA
Tan
violento se experimentó aquí el Terremoto, que habiéndose
hendido de arriba a abajo una de las paredes de la Iglesia
principal, se abría y cerraba con la separación de cosa de 6
dedos.
Cayó
del tejado mucha teja, y de la torre dos bolas de piedra que servían
de remate.
Sintiose
por 8 minutos, pero sin dejar otras señales de mayor desgracia.
VILLAMAYOR
DE SANTIAGO
En
observancia y exacto cumplimiento de la superior Orden que V. S.
nos comunica del Ilustrísimo Señor Obispo, Gobernador del Real y
Supremo Consejo de Castilla, decimos:
Que
la mañana del día 1 del corriente, a hora de entre nueve y diez,
se sintió en toda esta villa, y su término el terremoto o
temblor de tierra que menciona, el que duró por espacio de medio
cuarto de hora, acompañado de un trueno subterráneo profundo de
la misma duración, en el que se estremeció la tierra, casas y
edificios, con tres o cuatro vaivenes. Y en la Iglesia parroquial
hizo una quiebra y desplomó una de sus columnas, y otra una de
sus paredes maestras, y desprendimiento de bóveda, de
suerte que está expuesta a una gran ruina.
Las
cosas que había pendientes o colgadas en dichos edificios,
estuvieron balanceando mucho tiempo a un lado y otro hasta que
cobraron su equilibrio.
Y
a diferentes personas se les conmovió el cuerpo y perturbó la
cabeza, pero (bendito Dios) no pereció alguna.
Y
no tenemos noticia se hubiese antes predicho o previsto; sí sólo
el que en la ocasión hubo una gran consternación y temor en
todos los habitantes de este pueblo.
Que
es lo que tenemos que informar en el asunto y rogar a Dios guarde
a V. S. muchos años.
Villamayor
de Santiago, noviembre a 22 de 1755.
Besan
la mano de V. S. sus mayores servidores,
Don
Baltasar Francisco Ladrón de Guevara, Agustín Joseph .....(?) de
Araque
HORCAJO
DE SANTIAGO
No
varió en hora ni duración; el estremecimiento de los Edificios
fue violentísimo, tanto que se desprendieron dos piedras grandes
de las Bóvedas de la Parroquia de las cuales la una maltrató
peligrosamente a una mujer. Cayeron también la Cruz y Veleta que
estaban sobre el frontispicio de su torre.
El
todo de la Iglesia quedó tan quebrantado, que con el temor de su
ruina se celebran los oficios divinos en algunas Ermitas. Los
Peritos evaluaron el daño en 21.719 reales de vellón
Finalmente
y dado lo detallado y descriptivo del relato, quiero recoger la
contestación enviada por el pueblo de Chinchilla de Montearagón
(Albacete), más lejano del epicentro que Corral de Almaguer:
CHINCHILLA
(Albacete)
Ilustrísimo
Señor:
En
carta de 8 del corriente me manda V. I. le dé cuenta si en esta
ciudad y villas de su Partido se ha notado el espantoso terremoto
que en el día primero del mismo se experimentó en esa Corte,
informando al mismo tiempo de todas las circunstancias que hayan
ocurrido en él, y comunicando a las villas principales este aviso
para la más exacta averiguación de lo que se haya observado de más
notable; por ser así del agrado de S. M., cuya natural piedad
quiere condolerse en las inauditas aflicciones que en los sucesos
presentes han padecido sus vasallos.
En
el día de todos Santos, primero de noviembre, y como a hora de
las diez, estando congregada la mayor y mejor parte del pueblo en
la Iglesia parroquial de esta ciudad, para oir misa conventual, el
sacerdote y diáconos que la celebraban, al llegar al Sanctus
observaron que las velas y ramilletes del altar tenían un
movimiento extraordinario, pero sin hacer reflexión, creyendo que
fuese algún aire o alguna otra causa que no advirtieron
prosiguieron el Canon, bien que turbado ya el sacerdote que le decía;
los que asistían en el coro, también sacerdotes, como estaban más
desembarazados, vieron que en los arcos de la Iglesia, los bancos
y tarimas donde estaban de rodillas, se movían de tal modo que
todo parecía venirse a tierra; alguno que se había hallado en
otros terremotos y le graduó por tal, calló y sufrió, y los que
no le conocieron por temblor de tierra creyeron ser debilidad de
su cabeza, defecto de una terrible angustia que los poseía.
Los
que estábamos en el cuerpo de la Iglesia y no habíamos visto
otra vez estos sucesos, como estábamos tan apiñados por el mucho
concurso, con el ruido del órgano, la música y aquella natural
devoción que se tiene al querer alzar a Su Majestad, no
percibimos los movimientos de los arcos, paredes, retablos ni de
otra cosa alguna, pero nos acometió a todos universalmente una
tan gran conmoción de cuerpo y tal turbación de cabeza, que cada
uno pensaba para sí que le iba a entrar una grande angustia para
morirse o poco menos, pero como nos hallábamos en un paso tan
serio y devoto como el de alzar a nuestro Amo, todo el mundo
batallaba consigo para mantenerse y no alborotar la Iglesia. A
este tiempo elevó la hostia el sacerdote, consagró el cáliz y
al hacer la genuflexión para celebrarle, no pudiendo levantarse,
arrimó la cabeza al saltar, se asió fuertemente de él, y en
esta postura se estuvo más de medio cuarto de hora.
En
este tiempo, dicen, se abrió tres o cuatro veces un gran tabicón
sobre el que se funda la media naranja y comenzaron a caer
pedacicos de yeso menudo como cuando graniza y algunos bastantes
grandes, de modo que, atemorizados todos y como estaban ya
inquietos en su interior, sin hablar palabra y sin libertad se
echaron a huir y salirse de la Iglesia.
Yo,
que estaba algo retirado hacia un colateral, asido a una reja
porque no me pude mantener, pregunté lo que era, y me
respondieron «que se hundía la Capilla mayor», y a este tiempo
se oyó un estallido tan fuerte de todo el maderaje que pareció
un trueno muy grande, y desprendiéndose segunda vez otra porción
de la yesería todos procuramos atropelladamente buscar la puerta,
y aunque al salir estábamos mirando el agua de las pilas, que se
salía a borbotones sin moverla nadie, jamás pensamos en tal
terremoto.
Las
mujeres que, según costumbre, estaban en las sepulturas de sus
maridos, padres y parientes, padecieron mucho, se acongojaron y
asustaron infinitas y han tenido que hacer después de muchos días;
porque como estaban sentadas y percibían más inmediatamente los
extraños movimientos de la tierra y no se les ofreció tal
terremoto, se persuadieron a que eran los difuntos que las
avisaban y pedían sufragios y oraciones y como al fijarse en este
pensamiento advirtieron el tropel de la gente que se avanzaba a la
calle, unas se quedaron desmayadas, y otras, atemorizadas y
espantadas, se dieron también a huir.
La
gente, que estaba fuera en los pórticos de la Iglesia y
soportales de la Plaza y vieron las columnas y paredes que se movían
y que ellos también se caían, llenos de temor se arrojaron al
raso de la plaza, desde donde percibían un ruido muy grande como
de muchas galeras, pero sin saber de dónde venía, y estuvieron
observando desde allí los movimientos de los pórticos, de la
Iglesia y de la torre.
Las
personas que estaban en sus casas, al ver la conmoción de las
paredes, arcas, mesas y cuanto trasto había en ellas, se salieron
espantadas a buscar la calle.
Los
pozos traían tal alboroto en sus aguas que ponían terror, muchos
se quebraron y muchos, aunque muy profundos, hicieron brotar sus
aguas hasta vaciarse.
Los
que estaban en el campo observaron los mismos movimientos en los
árboles que se movían sin saber por qué; percibieron el mismo
gran ruido, como de galeras, y volviendo la cabeza, como es
natural, sin ver nada, atemorizados y sin poderse mantener de pies
se caían en la tierra.
En
el convento de Nuestro Padre Santo Domingo sucedió lo mismo; al oír
crujir todas las maderas y ver los movimientos de los retablos,
paredes y columnas, todos desampararon la Iglesia.
La
confusión y asombro de las gentes duró como media hora, al cabo
de lo cual entramos en la Iglesia a dar gracias a Nuestro Señor,
y oír misa. Y reconociendo yo el inmenso favor que había debido
todo este pueblo a la infinita Misericordia de Dios Nuestro Señor,
libertándonos de tan manifiesto peligro, sin haber sucedido
desgracia alguna, debiéndolo todo a la poderosa intercesión de
María Santísima de las Nieves, Nuestra Patrona, en la misma hora
junté la Ciudad, y dispuse se votase una función en acción de
gracias a esta amantísima Señora, y para que nos libertase en
adelante de semejantes conflictos, la que se celebró en el
inmediato día con la mayor solemnidad y gusto y no sin lágrimas
de su devotísimo pueblo.
Nuestro
Señor guarde a V. I. muchos años
Chinchilla
noviembre 12, de 1755.Besa la mano de V. I. su más atento
servidor: Melchor Antonio de Olasso
Como
podemos apreciar por los testimonios recogidos en los pueblos
vecinos, el terremoto no sólo se dejó sentir con fuerza entre
los habitantes de la Mancha, sino que produjo numerosos derrumbes
en casas y edificios oficiales. Prácticamente todas las iglesias
construidas en piedra y mampostería sufrieron algún tipo de
desperfecto (Las grietas en la iglesia de Corral de Almaguer y en
la ermita de la Virgen de la Muela fueron evidentes hasta hace
pocos años) por lo que nos podemos imaginar el daño que debieron
sufrir las ermitas, edificadas con materiales mucho más pobres.
Esta
fue la causa más probable del incendio y posterior derrumbe de la
ermita más antigua de la población, la de Nuestra Señora del
Campo (en el cerro de Altovela), así como del hundimiento de la bóveda
del humilladero de la Piedad, en la salida del camino de
Villanueva, que lo abocó a su total abandono. Finalmente, y
relacionado con la investigación que nos ocupa, estamos seguros
que el terremoto fue el causante de los graves daños
estructurales que llevaron al cierre de la ermita de San Sebastián
y su posterior hundimiento para evitar desgracias personales.
Con
el derribo de la primitiva ermita mudéjar de San Sebastián,
desapareció una de las edificaciones religiosas más antiguas y
emblemáticas de la localidad, construida con el esfuerzo de todos
los habitantes de la villa. Su lugar sería ocupado, pocas décadas
después, por la actual ermita, edificada bajo planos de alguno de
los muchos arquitectos españoles del neoclásico (Silvestre Pérez,
Manuel Martín Rodríguez -sobrino de Ventura Rodríguez-, José
Miguel Toraya, Guillermo Casanova, Juan Antonio Cuervo o Francisco
Vicente Quirós), presentes en nuestra villa por esas fechas para
llevar a cabo diversos planos y proyectos arquitectónicos
(Canalización del Riansares, finalización de las obras del
actual Ayuntamiento, Coro, Presbiterio y varios arreglos en la
Iglesia Parroquial).
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Nueva ermita de San Sebastián y San Antón a mediados del siglo XX |
La
diferencia entre la antigua y la nueva ermita, radica en que la
antigua fue costeada con el esfuerzo de todos los vecinos,
mientras la nueva lo fue por el poderoso gremio de ganaderos,
integrado en su mayoría por las personas más acaudaladas de la
localidad. Y puesto que fueron ellos los que donaron los fondos
para levantar la nueva ermita, ellos impusieron que la nueva
edificación debía albergar la imagen de San Antón, patrón de
los ganaderos y protector de los animales, y que su fiesta se debía
celebrar alrededor de la ermita.
Esta
fue la causa de que, con el paso de los siglos, la titularidad de
San Sebastián fuera quedando relegada a un segundo plano en
beneficio del patrón de los animales San Antón y que en su honor
se celebrasen y celebren las principales fiestas del barrio. Y
aunque la ermita y el arrabal siguen estando bajo la advocación
del santo protector de las epidemias y pestes, si preguntamos a
los vecinos nos dirán que viven en San Antón y que van a oír
misa a la ermita de San Antón.
![]() |
La ermita de San Sebastián y San Antón en la actualidad (cortesía Victoria Navarro) |
Rufino
Rojo García-Lajara
(septiembre
de 2019)
todos
los derechos reservados
Bibliografía
.- Archivo Histórico Nacional.
Sección de Ordenes Militares. Orden de Santiago. Libros de
Visitas. Visitas del Corral de Almaguer, Años:
1494,1498,1500,1509,1511,1528,1555 y 1603
.- V. Amasuno, Marcelino.
Cronología de la Peste en la Corona de Castilla durante la
segunda mitad del Siglo XIV. Mc Gill. University Montreal.
Ediciones de la Universidad de Salamanca. . Revista de
Historia Medieval. Nº 12 Año 1994
.- Martínez Solares, J. Manuel.
Los efectos en España del Terremoto de Lisboa. Dirección
General del Instituto Geográfico Nacional. Año 2001
.- Rojo García-Lajara, R.
Grandezas y bajezas de la aristocracia corraleña del siglo
XVI. Editorial Círculo Rojo. Año 2012.
.- Rojo García-Lajara, R.
Historia de la muy noble y leal villa de Corral de Almaguer.
Editorial Madripapel. Año 1991.