RISAS POR EL PATIO DE
BUTACAS EN LA SEGUNDA FUNCIÓN DE TEATRO
Hacer las cosas
mal no es complicado. Hacerlas bien para que parezcan mal, requiere su
arte. Una locura de torpezas que acomoda al espectador en una
función de mero entretenimiento es la propuesta que presentó La
Cuarta Pared & Cia, con su obra Esto es un sindiós, en la
segunda representación del IV Festival de Teatro en Otoño, de
Amigos de Corral. Si algo puede salir mal, sale. En un espacio cutre y
mal acabado que simula una estancia victoriana, una compañía de
teatro aficionado pretende poner en escena la adaptación de la la
obra Asesinato en la mansión Haversham, con tintes detectivescos al
estilo Agata Chistie. La intención es buena, pero la cadena de
despropósitos y errores llevan todo al desastre. Actores que
olvidan el texto, impostan la voz hasta el histrionismo, diálogos
que pierden la sincronía, elementos de atrezo que no están en su
sitio y un decorado que se cae a pedazos, componen una serie de
errores y equivocaciones que el montaje de La Cuarta Pared & CIA
amalgama de manera muy cuidada para mostrar un fingimiento que sea
percibido por el espectador como verdadero. Toda la serie de
despropósitos de esta versión basada en La obra que sale mal, de
Henry Shields, supone un complejo ejercicio de actores que tienen que
medir bien los supuestos errores para hacerlos creíbles. Concebida
como una pieza de metateatro, obliga a los intérpretes a un
desdoblamiento de los roles escénicos que rompe la dualidad entre
actor y personaje, ya que estos tienen que adaptarse a lo que
espontáneamente va surgiendo y les obliga a la improvisación,
conformándola de manera que provoque en el espectador la duda de si
está pasado en realidad lo que ve o solo es un juego escénico.
El resultado es una puesta en escena estudiada que pretende reflejar
las carencias de una compañía de aficionados que se atreve a
montar una pieza que está por encima de sus posibilidades, un
ejercicio que La Cuarta Pared & CIA resuelve con nota media,
preduciendo un desconcierto hilarante que, a pesar de que algunos gag no los entendía el público, generaba risas en el patio de
butacas.