El pan es, esencialmente una mezcla de harina, agua, levadura y sal, en las proporciones adecuadas, correctamente amasada y cocida en un horno. Y, casi con toda seguridad, precisamente por su sencillez y, a la vez, aunque parezca paradójico, por su riqueza en nutrientes, ha sido considerado desde los tiempos más remotos y por la mayoría de las civilizaciones, el alimento por excelencia. Su propio nombre nos lo indica: Primer Alimento Natural.

Y es que el pan es el único alimento, junto con el vino, que nos acompaña en todos los platos de una mesa desde el principio hasta el final. Estamos tan acostumbrados al pan que no nos damos cuenta que es un alimento equilibrado que contiene la mayoría de los nutrientes esenciales que necesitamos para vivir. Por otra parte, a pesar de su fama de engordar, el pan casi no contiene lípidos; su contenido en colesterol es cero y no sólo no provoca trastornos digestivos, sino que, dependiendo de su porcentaje en flora, ayuda a regular el transito intestinal y a prevenir el cáncer de colon. Asimismo, está especialmente indicado por los cardiólogos como componente esencial de una dieta cardiosaludable; su consumo ayuda a reducir el porcentaje de urea en la sangre, a fortalecer el sistema nervioso, debido a la vitamina B1 y, evidentemente, a fortalecer los músculos por lo que es un alimento muy indicado para los deportistas, los niños y las personas de la tercera edad. Pero, sobre todo, el pan tiene una cualidad básica, que le destaca por encima de la mayoría de los alimentos y es algo tan simple como que no cansa. Y es que, aunque comemos pan varias veces al día, todos los días del año, la mayoría de nosotros no sabemos comer sin pan y, si no está, lo echamos de menos

LAS TORRIJAS

Una tradición artesana. Al acercarse la Semana Santa, podemos encontrar entre nuestra gastronomía más tradicional numerosos productos típicos, como la torrija. Elaborada a partir de leche, pan, huevos, azúcar, aceite, miel y canela, tradicionalmente se empezó a preparar para aprovechar el pan que sobraba del día anterior. Este pan se mojaba en leche para ablandarlo, se rebozaba en huevo y se freía.

Ingredientes:

1 barra de pan de torrijas

3/4 l. de leche

6 cucharadas de azúcar

1 barrita de canela en rama

 canela molida

1 huevo

Piel de limón

Preparación

Cortar el pan en rebanadas de 1,5 centímetros aproximadamente y disponerlo en una fuente honda. Poner en una cazuela a hervir la leche con el azúcar, la canela y la piel del limón. Retirar del fuego y regar el pan abundantemente para que se empape. Batir el huevo, rebozar una a una las rebanadas y freírlas en abundante aceite.

Escurrirlas y ponerlas en una fuente espolvoreadas de azúcar y canela. Si se prefiere, se pueden bañar en un almíbar hecho con un cuarto de litro de agua y doscientos gramos de azúcar, se deja hervir 6 minutos y se introducen las torrijas para que se empapen en el almíbar.

¡¡¡QUE APROVECHE!!!